A Juan Antonio Folgado no resulta raro encontrársele al atardecer, paseando por las calles de Segovia, acompañado por su fiel perro. Cualquiera hubiera creído que lo hacía para despejarse del ajetreo diario en su trabajo como director de Planificación y Estudios de Caja Segovia. Resulta que no. En los últimos tres años se ha pateado, palmo a palmo, las calles y plazas de Segovia y sus pueblos agregados para redactar un libro que hoy ve la luz.
“Lo he hecho por cariño a Segovia, por el interés que tengo en la ciudad donde vivo”, resume el también director del Observatorio Socioeconómico de Segovia. Sus estudios —licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, en Ciencias Políticas y en Sociología— han hecho de Folgado un humanista, capaz de saltar con seguridad de un tratado sobre los efectos socioeconómicos y territoriales del Tren de Alta Velocidad en Segovia a un trabajo de tipo histórico, cual es el presente caso.
Esta vez, Folgado se ha basado en un viejo libro, “Las calles de Segovia” (1918), de Mariano Sáez y Romero. “Al leerlo, me di cuenta de lo interesante que podría ser realizar una revisión, porque Segovia ha cambiado muchísimo desde la época en que fue publicado, se ha ampliado y ha incorporado barrios que antes eran pueblos”, explica el autor. Folgado ha incluido en su obra esos barrios que todavía no existían en los años 20 (La Albuera, San José, El Palo o Nueva Segovia) y también los pueblos hoy dependientes de Segovia.
Metido en faena, Folgado ha acabado redactando una obra en la que figuran todas las calles, así como una reseña de su historia y de los principales monumentos y edificios que alberga. Además, se han incluido fotos de las calles y planos —encargados a la empresa Visual Gis Engineering S.L.—.
Para la elaboración del libro, Folgado ha recurrido a 114 fuentes bibliográficas. Sáez y Romero ha sido “fundamental”, aunque Folgado discrepa con él en ocasiones. Un ejemplo: “Sáez y Moreno dice que el nombre ‘Almuzara’ se puso porque había un molino de aceite, una explicación ilógica para Segovia, que no tiene olivares (…) yo pienso que el término ‘Almuzara’ hace referencia a un campo donde se realizaban ejercicios de equitación o paradas militares”.
En “Las calles y plazas de Segovia y sus barrios incorporados”, Folgado ha tenido que conjugar la investigación histórica con el trabajo de campo. Ante la falta de información sobre el significado de calles de pueblos, a Folgado le tocó hacer frecuentes excursiones. “En Revenga, por citar un ejemplo, tuve que ir a preguntar quién era Luciana Villagroy, que tenía una calle con su nombre”. La mayoría de estos paseos resultaron fructíferos, pues al final se descubría el misterio. Luciana Villagroy fue una partera que sacó del vientre de su madre a muchos de Revenga. Algo similar le aconteció en Zamarramala, adonde acudió a buscar noticias de Antonio Soblechero, un hijo del pueblo que, después de hacer fortuna, murió sin descendencia, donando sus bienes a su lugar de cuna, que, en reconocimiento, le puso el nombre de una calle.
Como no podía ser de otra manera, Folgado no ha dejado pasar la ocasión para hacer una curiosa estadística de los nombres de las calles de Segovia.
“Éste no es un libro para leerlo de un tirón, como si fuera una novela. Es un libro de consulta, en el que muchos buscarán, nada más cogerlo, el nombre de su calle”, señala Folgado, avisando que el volumen sigue un orden alfabético.