La producción de cereales de secano está en crisis actualmente por los elevados precios de producción y los enormes riesgos que asumen los agricultores por las inclemencias del tiempo, agravadas por las consecuencias del cambio climático. Es necesario buscar nuevas actividades económicas que puedan complementar los ingresos de nuestros agricultores.
La legislación europea sobre el clima, constituida por el Reglamento (UE) 2021/1119 del Parlamento Europeo y del Consejo de 30 de junio de 2021 por el que se establece el marco para lograr la neutralidad climática, es decir las emisiones cero de gases de efecto invernadero para el año 2050. Las últimas innovaciones han permitido el desarrollo de diferentes tecnologías para abordar la descarbonización, dado que la mayor parte de las emisiones de efecto invernadero proceden directa o indirectamente del consumo de energía, por lo que hay que sustituir los combustibles fósiles por energías renovables. La generación de electricidad de fuentes renovables procede de la hidráulica (con o sin embalse), la eólica (terrestre o marítima), la solar fotovoltaica (instalada en tejados para autoconsumo o en plantas solares), la solar térmica, la biomasa, los residuos renovables y el biogás. Hoy las instalaciones solares fotovoltaicas y las eólicas son rentables sin necesidad de subvención, gracias a la reducción de costes durante las dos últimas décadas. Una generación eléctrica que necesita sol o viento, son por tanto tecnologías de generación intermitentes, a ello se suma que para el año 2050 habrá que sustituir el gas natural, por lo que habrá que disponer de instalaciones de almacenamiento de electricidad como baterías, a parte de las centrales eléctricas de bombeo. Habrá que desplazar también el consumo de electricidad hacia la electricidad de originen renovable (sol o viento), así como aumentar el propio consumo de electricidad, actualmente solo el 24% del consumo de energía está referido a la electricidad, es decir ha de aumentarse la electrificación de nuestra economía, evitando el consumo de gas o petróleo. En el referido año 2050 está previsto que el 70% del consumo energético derive de la electricidad y el 30% podría tener su origen en los biocarburantes (biodiesel y bioetanol) y combustibles sintéticos. Estos combustibles sintéticos incluyen el hidrógeno o los hidrocarburos (sólidos o líquidos) producidos a partir de hidrógeno combinado con CO2. El Hidrógeno “verde” debe obtenerse directamente por electrolisis de moléculas de agua utilizando la electricidad producida, a su vez, con fuentes de energía renovable. De esta manera no se emite CO2, aunque este hidrógeno verde y que es caro, podría ser un instrumento de descarbonización, es decir, un complemento de la generación de energía renovable. Por tanto, el hidrógeno podrá suponer un 15% del consumo de energía en 2050, con referencia a la industria pesada.
En definitiva, la energía renovable más barata es la generación de electricidad de origen eólico o derivada de la solar fotovoltaica, con lo que España puede conseguir los objetivos comunitarios señalados. Las llanuras del agro segoviano tienen las cualidades necesarias para la producción de electricidad de origen fotovoltaico, prueba de ello son los proyectos avanzados en Abades-Valverde del Majano, o el previsto en Anaya-Marazuela-Marazoleja con 505 MW, la segunda mayor de España. Una oportunidad para el medio rural segoviano, que puede contar con una nueva fuente de ingresos y al mismo tiempo amparar la lucha contra un cambio climático que nos atenaza.
