‘Los próximos tres días’ da título a una película del año 2010 protagonizada por Rusell Crowe (John Brennan) y Elizabeth Banks (Lara Brennan) en la que se narra la historia de la detención de Lara, esposa de John, por un asesinato que ella no ha cometido. Tres años después de su detención, Lara sigue encarcelada y desesperada esperando al resultado de una apelación que finalmente es negativa. Esto provoca que Lara intente suicidarse, así que su marido John decide que tiene que ayudarla a escapar. Una vez tomada la decisión John lo arriesgará todo para elaborar un plan de escape que libere a su mujer de la cárcel. Una trama frenética y desesperante que acaba con un final feliz después de tres días angustiosos, en la que los protagonistas son sometidos a una presión psicológica extrema con el miedo de que al final no vayan a conseguir su objetivo, la libertad y, por tanto, una nueva vida.
Hoy, con la nueva ley del aborto aprobada en el Senado se elimina el periodo de reflexión obligatorio de tres días, devuelve la capacidad de abortar sin consentimiento parental a las menores de 16 y 17 años y establece que la recepción del sobre cerrado con información sobre políticas activas a la maternidad no será obligatoria, sino que solo se entregará si la mujer lo requiere.
Es por ello que, haciendo una analogía con la película comentada, quiero ponerme en la piel de todos los bebés que durante años han tenido ‘la suerte’ de esos tres días de reflexión, tres días angustiosos, frenéticos, en los que medidas como las tomadas en Castilla y León hubieran permitido acabar con un final feliz. Sin embargo, PP y el PSOE han aprobado en el Senado que protocolos como los de Castilla y León no se puedan aplicar. Esto llevará a que miles de vidas inocentes no tengan siquiera la opción de que sus madres sean debidamente informadas.
Ahora, con la nueva ley del aborto se les ha arrancado ese derecho, ese periodo de reflexión de la madre, a la que se niega esos tres días que son un halo de esperanza para la vida. De nuevo, la cultura de la muerte no tiene escrúpulos y deja indefenso al más débil.
Además, esta semana hemos sabido que el Tribunal Constitucional –asaltado por Sánchez- ha avalado después de 13 años la ley de plazos del aborto de Zapatero en apenas una semana, liquidando así el derecho a vivir. Pero lo más sonrojante y desconcertante han sido las declaraciones de Feijoó, que celebraba su propia derrota, ya que ellos en 2010 recurrieron dicha ley. La justificación, al parecer, es porque la ley de plazos del aborto existe en casi todos los países de la Unión Europea. En VOX preferimos los modelos de Polonia y Hungría donde se respeta el derecho a la vida y el más débil tiene mayores oportunidades.
Por otro lado, el TC con esta decisión incluye el aborto como un derecho constitucional en una ley, que entre otras cosas, permitirá acabar con la vida de los no nacidos con Síndrome de Down hasta los 5 meses y medio de gestación.
Si me lo permiten, de la ley de plazos, lo que verdaderamente es inconstitucional es el plazo de 13 años, en el que anteriores miembros del Tribunal Constitucional se negaron a hacer su trabajo. Un escándalo, como la actitud de un partido que presentó el recurso.
Desde VOX seguiremos trabajando para que el derecho a la vida, el primero y más elemental de los derechos, vuelva a respetarse.
Una vez más, en la defensa de los más débiles e indefensos sólo queda VOX.
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(*) Diputado Nacional de Vox por Segovia.
