El pasado 27 de abril, cerca de un millón de personas abarrotaban la Plaza de San Pedro y sus alrededores para participar en la ceremonia de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, con la que la Iglesia Católica les incorpora a la relación de santos que honra y venera a lo largo de su historia. Una semana después, la diócesis de Segovia quiso sumarse a la alegría de la Iglesia por este acontecimiento con una misa de acción de gracias en la iglesia del convento de los Padres Carmelitas, que ayer reunió a decenas de segovianos en torno a la figura de los dos papas santos.
La eucaristía fue presidida por el obispo de Segovia, Ángel Rubio Castro, y concelebrada por cerca de una veintena de sacerdotes diocesanos en el templo en el que se conservan las reliquias de San Juan de la Cruz ante las que oró San Juan Pablo II en su visita a Segovia en noviembre de 1982.
En su homilía, monseñor Rubio glosó la figura de los dos pontífices santos, de los que destacó su «cercanía» a los segovianos, más aún en el caso del papa Wojtyla, e hizo votos para que tanto Juan XXIII como Juan Pablo II «descansen en el cielo de todos sus trabajos y desvelos por anunciar el Evangelio».
El prelado segoviano destacó la figura de Juan XXIII, del que aseguró que abrió las ventanas «del diálogo interior de la Iglesia, del diálogo con los creyentes y del diálogo con todas las personas de buena voluntad, con independencia de su credo religioso». En este sentido, destacó el impulso que dio a la Iglesia a través del Concilio Vaticano II, que abordó «sin temor a la evolución del magisterio eclesial y pensando en el bien común de todos los hombres a la luz del Evangelio». Además, valoró el hecho de que luchara por la «comunión con todos los hombres de buena voluntad, recogiendo las inquietudes de todas las conciencias limpias e invitando al diálogo con los que no creen».
También dedicó palabras para Juan Pablo II, al que definió como «el papa de la familia», y aseguró que en su largo pontificado «se esconde un amor profundo al hombre y a Cristo, desde la fe». Así, precisó que el papa polaco «nos enseñó que el mal «no vence al bien porque el hombre ha sido redimido; por eso nos dijo: no tengáis miedo a abrir las puertas a Cristo». El obispo también recordó la visita de Juan Pablo II a Segovia, y su presencia ante San Juan de la Cruz y la Virgen de la Fuencisla.
Al finalizar la eucaristía, los asistentes se trasladaron hasta el busto dedicado a Juan Pablo II instalado frente a la casa rectoral del santuario de La Fuencisla, en el que fueron depositados dos centros de flores, y en cuyo pie figura ya la fecha de su canonización. Tras unas breves palabras del obispo, la coral «Voces de Castilla» -que interpretó en la eucaristía varias piezas de música religiosa»- cantó una obra polifónica de Haendel en honor al papa Santo, y el acto concluyó con una oración a la Virgen de la Fuencisla.
