Con el proceso de integración de las cajas de ahorro en España llegó el escándalo, el de las indemnizaciones y prejubilaciones millonarias que han percibido no pocos directivos de las entidades. Lo que puede ser legal, en ocasiones no es ético ni aceptable para una sociedad sumida en el pozo de la crisis económica. Y el coctel provoca alarma social. Caja Segovia no ha sido ajena al alboroto.
Las retribuciones percibidas por su ex director general, Manuel Escribano, llevaron el nombre de la entidad a titulares de prensa poco gratificantes. El ex directivo, de 55 años de edad, se acogió al plan de prejubilaciones de la entidad segoviana en enero de este año, poco antes de la integración en Bankia, el banco liderado por Caja Madrid y Bancaja. Aunque la entidad se ha negado a aportar ninguna cifra —subraya que no está legalmente obligada—, el cómputo total de su retribución para los próximos diez años, hasta que se produzca la jubilación completa, supone un total de seis millones de euros brutos, que cobrará por meses hasta cumplir la edad legal de jubilación. Así, percibirá unos 275.000 euros netos al año durante diez años.
Caja Segovia ha impuesto la ley del silencio al entender que los datos sobre retribuciones percibidas por empleados y directivos que han accedido a la prejubilación debe mantenerse en la más estricta confidencialidad. En contra de esta tesis está el alcalde, Pedro Arahuetes, que dimitió recientemente del consejo de administración de la entidad. Argumentó que el consejo de administración había quedado «vacío de contenido» tras la incorporación de Caja Segovia a Bankia. Pero, sobre todo, el alcalde hizo hincapié en su desacuerdo con el secretismo con que se está llevando desde la entidad toda la información relacionada con las cantidades pagadas por prejubilaciones a distintos empleados.
Para pedir transparencia, primero hay que predicar con el ejemplo. Y así lo ha hecho el alcalde, que ha desvelado que solo en los dos últimos años había percibido unos 16.000 euros en concepto de dietas por asistir al consejo de administración de Caja Segovia. El dinero no ha ido a parar a las arcas municipales, sino a su cuenta corriente. No se quedó con ningún regalo, como las cestas de navidad, que repartió, según ha comentado.
Arahuetes anunció las cantidades percibidas por la Caja en respuesta a una petición formulada por el actual portavoz municipal del PP, Jesús Postigo. El dirigente popular quiso completar una moción del PSOE, finalmente aprobada por unanimidad, para que los concejales que lo desearan, en aras a la transparencia que exigen los ciudadanos, hicieran públicas las subvenciones recibidas por sus empresas, así como las retribuciones percibidas por Caja Segovia en concepto de indemnizaciones, prejubilaciones o planes de pensiones.
Sobre el papel y al margen del alcalde, dos concejales, prejubilados de Caja Segovia, tienen ahora la oportunidad, a sugerencia de aquel acuerdo del pleno, de hacer públicas sus remuneraciones: el concejal de Hacienda, el socialista Alfonso Reguera y el viceportavoz del PP, Juan Antonio Folgado. El primero presentará una declaración firmada hoy lunes, mientras que el segundo aún no ha tomado una decisión.
Los socialistas tiran con bala, sabedores de que Folgado, integraba el consejo de dirección de la entidad y que este año se prejubiló antes de que se consumara la integración con Bankia. Según sospechan los socialistas, el concejal popular habría obtenido también una prejubilación millonaria, aunque muy inferior, no obstante, a la de Escribano.
Alfonso Reguera (Segovia, 1956), «fichó» por Caja Segovia cuando tenía 25 años. Fue director de varias sucursales, en zonas urbanas y rurales, como en Cuéllar y en la comarca de El Carracillo. Hace unos doce años regresó a Segovia y su última responsabilidad fue la de director de la sucursal de la Plaza de San Facundo. Tras casi 30 años como empleado de Caja Segovia, Reguera dejó de integrar la familia de Caja Segovia, aceptando la jubilación anticipada coincidiendo con el proceso de integración en Bankia.
Al igual que el resto de sus compañeros en la entidad, Reguera pasó, el 1 de junio, a ser empleado de Bankia. El 29 de junio, dos días después de cumplir los 55 años, Bankia le despide de acuerdo con el ERE pactado el 14 de diciembre de 2010 con los sindicatos, y aprobado por el Ministerio de Trabajo. El ERE afecta a 70 empleados de la Caja y a unos 4.000 de Bankia.
Indemnización
Reguera, en declaraciones a EL ADELANTADO, explicó que recibió de Bankia una indemnización por despido de 362.000 euros, una cantidad a la que habría que sumar otros 28.800 euros que recibirá, en pagos mensuales, en dos años, en concepto de prestación por desempleo (1.200 euros por 24 meses), según las condiciones del ERE. Los 362.000 euros que ha recibido de Bankia los cobrará, al depositarlos en un producto de capitalización, repartidos a lo largo de los próximos diez años, hasta que cumpla los 65 años. Esto es, hasta que alcance la edad de jubilación, Reguera cobrará unos 3.000 euros al mes (35.000 euros al año), si bien los dos primeros años percibirá del paro una cantidad adicional de 1.200 euros mensuales.
