El coordinador regional de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, denunció la «alarmante pérdida» de explotaciones agrarias que padece la Comunidad hace años. Según explicó, entre junio de 2010 y el mismo mes de este año han echado el cerrojo 1.064 explotaciones, un 2,37 por ciento del total, que ahora se han reducido hasta las 43.792.
«La pérdida de población activa agraria es un problema serio, pero aún más grave es la caída del potencial productivo. Si dejamos de producir, se nos cierra el mercado. Por ejemplo, Francia está produciendo cada vez más leche y gana cuota de mercado en España. Su mercado es excedentario, mientras que en España es deficitario. Tienen costes de producción más baratos por el clima, regulan mucho la producción y son capaces de llegar a compromisos que ha pilotado Sarkozy. En una mesa de negociación el propio presidente tomó las riendas y los ganaderos pasaron de cobrar 24 céntimos de euro el litro de leche a cobrar 35. Yo echo de menos esa valentía política en Castilla y León y en España, porque si nos quedamos sin producir al final nos vamos a quedar sin empresas», detalló.
Según explicó, es «imprescindible» que la administración «tome cartas en el asunto y la situación cambie», y para ello es preciso «compromiso de la industria, tutela de la administración y plasmar todo eso en contratos, cuyo punto de partida sea cubrir los costes de producción. Luego cuanto más allá se llegue mejor».
Palacín instó a la consejera de Agricultura y Ganadería, Silvia Clemente, a que convoque en septiembre una mesa de negociación del ovino, ya que Castilla y León produce el 65 por ciento de la leche de oveja de toda España y en esta región están ubicadas cuatro grandes queseras que compran el 70 por ciento de la producción.
Actualmente, funcionan alrededor de 8.000 explotaciones de ovino en Castilla y León, además de la «muchísima gente» que vive alrededor de esa actividad, dedicada a tareas como los medicamentos, maquinaria, piensos o recogida de cadáveres. «Es mucho el tejido social que se mueve en torno a los ganaderos en general y el ovino en particular», destaca Palacín.
