Existe un recurso cinematográfico muy utilizado, el ‘flash back’, que contar una historia en orden cronológico inverso, empezando por las consecuencias para ir desgranando las causas. Podría ser pertinente para explicar el partido. La ‘Sego’ tenía ganado un duelo que no había tenido controlado en ningún momento, ni siquiera tras el gol. Y, de repente, todo saltó por los aires y, de haber sucedido la jugada clave del penalti y la expulsión de Pagola un poco antes, quizá hubiese regresado con cero puntos.
Nada en los inicios hubiera hecho pensar en un desenlace así. Sobre una superficie sintética más propia del fútbol base, y un terreno de juego de dimensiones muy reducidas, el partido invitaba a la prudencia. Visitaba el equipo azulgrana al colista, sí, pero cualquiera que haya seguido la competición en las últimas semanas sabe que ni mucho menos ha bajado los brazos. Al contrario, se está convirtiendo en el juez del ascenso dando disgustos a todos los implicados.
LA OCASIÓN MÁS CLARA
Hubo respeto y precaución durante los primeros minutos, con los segovianos tratando de evitar sustos innecesarios y practicando un juego directo, con Diego Gómez como única referencia. El delantero de Trescasas reclamó penalti la primera vez que consiguió pisar el área, por manos de un zaguero colegial. No lo consideró así el árbitro, aunque la jugada, como mínimo, fue dudosa.
Sí pitó el segundo, muy claro, por derribo de Manu sobre Javi Borrego, tras el quiebro de éste. Sucedió justo sobre la línea del área, así que la única duda es si la acción se había producido dentro o fuera. Gómez cogió el balón, este pasó por las manos de Fer Llorente y, finalmente, el ‘Torito’ Acuña asumió la responsabilidad. No lo tiró mal, pero Jorge Jiménez voló para despejar el lanzamiento e impedir el gol. Despertaron el equipo y la afición locales ante una Gimnástica que no se recuperó del mazazo hasta el descanso. Apenas una contra guiada por Gómez y continuada por Dani Plomer con un centro al segundo palo que nadie llegó a rematar.
Tras la reanudación, se produjo una acción que podría haber sido anecdótica, pero que resultaría decisiva. Pagola se pasó de frenada al ir a atrapar un balón y acabó saliéndose de los límites del área, siendo amonestado. Los cacereños habían salido enchufados y a los visitantes les costó frenar ese ímpetu. Estaban muy incómodos los de Ramsés sobre el terreno de juego cuando le llegó la inspiración a Fer Llorente para poner un centro medido al corazón del área en una falta lejana y allí emergió la testa de Acuña para liberarse de sus fantasmas y poner en ventaja a la Segoviana.
UN FINAL CASI APOCALÍPTICO
Restaba aún media hora, pero los visitantes le aplicaron cloroformo al encuentro y no sufrieron demasiado frente a un ‘Dioce’ que nunca renegó de su estilo académico. Pero el equipo perdió un balón, Javi Bernal se plantó ante Pagola y el meta se vio obligado a derribarlo, teniendo que irse a los vestuarios antes de tiempo. Como quiera que la Segoviana ya había utilizado todas las ventanas de sustituciones, la imagen de Juan de la Mata (que había reemplazado poco antes a Diego Gómez) enfundándose los guantes anticipó la tragedia que comenzaba a consumarse con el 1-1 que logró Pliego desde los once metros.
Aún restaba toda una prolongación en la que los anfitriones no dejaron de bombear balones al área, pero la Segoviana defendió el punto conseguido con una doble inferioridad, un mediocentro de portero y la sensación de que el final de la temporada está siendo demasiado amargo para el trabajo que viene realizando el equipo.
