Valladolid ha decidido adelantar el regalo de Reyes de esta Navidad, al otorgar a sus ciudadanos la primera semana de diciembre un nuevo Bien de Interés Cultural (BIC). Se trata de una construcción que pasa a tener un nuevo estatus en el patrimonio arquitectónico, histórico y cultural de la ciudad: el puente peatonal sobre el río Pisuerga, mejor conocido como Puente de Simancas.
La figura de Bien de Interés Cultural otorga la máxima protección legal al mueble, inmueble u objeto cultural que recibe este nombramiento, obligando a las distintas administraciones a realizar todas las actividades necesarias para garantizar que el BIC se conserve. Se dice que el objetivo final es que esta construcción sea parte del “acrecentamiento y transmisión a las generaciones futuras del Patrimonio Histórico Español” (artículo 1 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español)
El puente de Simancas (Valladolid)
El puente de Simancas fue declarado Bien de Interés Cultural con Categoría durante la Sesión Ordinaria del Consejo de Gobierno de Castilla y León, lo que implica que comenzarán los estudios para demarcar la zona de protección del nuevo monumento, que garantice que se pueda apreciar rodeado de un adecuado entorno natural.
De esta manera, Valladolid fortalece su patrimonio histórico y cultural, al conservar una estructura que, además de ser parte de nuestro pasado, es hermosa y hasta práctica.
El puente es una construcción en sillería (piedra labrada en forma de bloques), con 17 arcos, casi todos ojivales, que descansan sobre pilas con tajamares (las estructuras curvas que amortiguan el impacto del agua).
Son diez arcos ojivales y siete de medio punto, construidos y reconstruidos en diferentes épocas, que evocan un pasado de hace al menos mil años.
Aunque durante mucho tiempo se creyó una construcción romana, ya que se encuentra en lo que era la calzada que comunicaba Augusta Emerita con Caesaraugusta (Zaragoza), se trata de un puente de construcción más reciente. Hoy en día es también parte del Camino de Santiago de Madrid.
Estudios arqueológicos realizados entre 2023 y 2024, como parte de los trabajos patrocinados por la Junta para poder declarar al puente BIC, no pudieron encontrar ningún rastro de construcción romana, y sirvieron para datar la construcción del puente entre 1090 y 1120, es decir, entre los siglos XI y XII.
Un puente estratégico en diferentes épocas
Su factura revela la importancia que durante la Edad Media tenía Simancas para el Reino de León. Muy cerca de donde se ubica, en el vado de Pisuerga, se llevó a cabo la batalla de Simancas, en 939, en la que los reinos cristianos del norte, comandados por Ramiro II de León, derrotaron a las fuerzas del califa Abderramán III, de Córdoba.
Casi 900 años después, el puente de Simancas fue directamente protagonista de una acción bélica, en el marco de la Guerra de independencia española, en 1812, cuando las tropas francesas intentaron detener el avance de las fuerzas españolas, comandadas por el duque de Wellington, al volar varios de los arcos del puente.
A lo largo del tiempo, el puente de Simancas fue objeto de varias modificaciones, restauraciones y cambios, como algunos trabajos que se hicieron en el siglo XVI, y la eliminación de una torre a principios del siglo XX.
El puente también fue afectado por una fuerte crecida del Pisuerga en 1962, que obligó a clausurarlo para poder hacer obras de restauración.
Se cerró definitivamente al tráfico en 2006, convirtiéndose en un paso para bicicletas y peatones; en 2023 y 2024 se realizaron otras obras de restauración y ahora, concluyendo 2025, se convirtió oficialmente en Bien de Interés Cultural.
