“Era hora de dejarlo”, dice José Martín Sancho, mientras toma una caña de cerveza en un bar su pueblo, Chatún. “Quería acabar la legislatura y jubilarme, y así lo he hecho; creo que mi decisión es la correcta”, agrega. A partir de ahora se dedicará a lo que él llama “la vida contemplativa”. Pasará los veranos en Chatún, cultivando una pequeña huerta, yendo a tomar el vermú a mediodía con sus amigos y, de vez en cuando, saliendo a dar un paseo en bicicleta. Los meses fríos estará en Segovia, donde, de momento, no sabe muy bien qué hará. “Me va a tocar reestructurar mi actividad en Segovia”, avisa, mientras ríe de buena gana.
Nacido en Chatún, hace 67 años, marchó pronto a estudiar a Cuéllar. Luego pasó por los escolapios de Salamanca y de allí fue a Madrid, donde se tituló como ingeniero técnico agrícola. De regreso a casa, se centró en una explotación de ovino, dedicada a las ovejas de ordeño y a la fabricación de quesos… hasta que la política llamó a su puerta.
Afiliado a Alianza Popular desde 1983, Martín Sancho se convirtió en alcalde de su pueblo en 1987. Y en ese puesto permaneció durante cuatro legislaturas, hasta 2003. Aquella experiencia el resultó “fenomenal”. “De toda la vida política que he llevado, lo más gratificante ha sido ser alcalde de Chatún”, asegura. Él, ahora, saca a relucir sus éxitos. “Se hicieron muchas cosas entonces”, asegura. Cita, entre otras actuaciones, la instalación de una depuradora, para eliminar los altos niveles de nitratos existentes en el agua. Y la carretera de circunvalación del pueblo. Y el arreglo de la iglesia. Y… Además, logró que Cuéllar —municipio del que depende Chatún— cediera a su entidad local menor el cobro de los impuestos.
Durante un tiempo (dos legislaturas, ocho años), compatibilizó su responsabilidad en Chatún con el cargo de procurador en las Cortes Regionales. Fue desde 1991 a 1999. Allí, el PP le nombró presidente de la Comisión de Agricultura, por lo que le tocó participar en varias de las leyes agrarias de aquella época, como las de Protección Animal y de las Cámaras Agrarias. Además, se aprobó la recarga del acuífero de El Carracillo. De aquella etapa, él se queda con “la buena armonía” existente entre los diferentes grupos políticos.
Nada más abandonar las Cortes Regionales, en 1999, pasó a la Diputación, donde ejerció como diputado provincial hasta 2011. Fue él quien dirigió el área de Desarrollo Rural. También impulsó la implantación de la marca ‘Alimentos de Segovia’ y la vía verde ‘Valle del Eresma’, entre otros proyectos. Además, en 2003 fue nombrado presidente del Consorcio Provincial de Medio Ambiente, cargo que ocupó hasta 2011 en que pasó a ser su director. En su despedida, Martín Sancho jura y perjura que el Consorcio “se queda en una situación extraordinaria”, pues “funciona a la perfección”. Solamente tiene una espinita clavada, la de no haber conseguido la recogida de los residuos de la construcción. Salvo esa excepción, insiste en que gracias al Consorcio, “el medio ambiente de Segovia está más cuidado que hace un par de décadas”.
Mientras apura la caña, mira, por un momento, al horizonte, reflexiona, y da las gracias a todos con los que ha trabajado. “No me puedo quejar, me ha ido bien, así que tengo que estar agradecido”, acaba.
