Por mucho que el candidato del PSOE a la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, no se canse de decir, a pesar de las encuestas adversas, que queda partido y que queda el esprint final, los últimos sondeos revelan que la última recta que le espera puede ser peor que la cuesta de enero. Según un estudio publicado ayer por el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Murcia y el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, el PP obtendría el 47,7 por ciento de los votos el próximo 20 de noviembre, con una ventaja de 19 puntos sobre el PSOE, al que auguran su «peor desastre electoral».
La encuesta del CIS, hecha pública hace una semana, situaba esa ventaja en casi 17 puntos, lo que otorgaba al PP entre 190 y 195 escaños, una mayoría absoluta aún más holgada que la que logró José María Aznar en 2000, y dejaba al PSOE con una horquilla entre 116 y 121 diputados, su peor dato de los últimos 30 años.
El estudio de la Universidad de Murcia y el Instituto Ortega y Gasset, basado en 1.505 entrevistas telefónicas realizadas por Demoscopia entre los días 2 y 7 de noviembre en toda España, no aporta asignación de escaños pero ofrece cifras aún más abultadas que las del Centro de Investigaciones Sociológicas, que no especificó cuándo fueron realizadas las consultas, dado que el 20 de octubre se produjo el comunicado de ETA en el que anunciaba el cese de su actividad armada, y ese factor podía ser decisivo.
Así, el informe otorga a Génova una estimación de voto del 47,7 por ciento, lo que a su juicio supondría una «mayoría absoluta nítida», mientras que el PSOE se quedaría en el 28,7 por ciento, «el peor desastre electoral de su historia reciente».
Además, el director del sondeo, Ismael Crespo, catedrático de la Universidad de Murcia, sostiene que la distancia ha crecido en las últimas semanas pues en octubre tenían registrada una ventaja del PP de 14,2 puntos y ahora ha subido a 19. Este incremento se debe a un descenso en la estimación de voto del PSOE, que cae casi cuatro puntos en un mes, mientras que el PP únicamente aumenta uno.
Los beneficiados de esa bajada socialista son, según el estudio, IU-ICV -que sube 1,3 puntos desde octubre, logrando un 7,6 por ciento de los votos y doblando su resultado de 2008- y UPyD, que suma un punto en un mes y se coloca con un 4,2 por ciento de estimación, frente al 1,2 que cosechó en su estreno electoral.
Para el responsable del estudio, esta transferencia de voto del PSOE a otras opciones minoritarias evidencia que los socialistas han cometido un error estratégico y que, más que en movilizar a sus descontentos para que no se abstengan, deberían haberse centrado en frenar la sangría de votantes que les abandonan pasándose a otros partidos. Según el experto, los apoyos a Ferraz de 2008 que van a acabar en la abstención suman 1,2 millones de votos, mientras que los que cambian en favor de otro partido alcanzan los tres millones de electores: 1,8 al PP, más de 700.000 a IU, más de 200.000 a UPyD, y la misma cifra a formaciones territoriales.
Sin embargo, el director del estudio no cree que el PSOE varíe ahora su estrategia y, de hecho, cree que sería «suicida» hacerlo porque los electores castigan especialmente la «incoherencia» de los candidatos.
La transferencia de voto del PSOE a otras formaciones también se explica porque los electores tienen tan clara la holgada victoria del PP que no ven «útil» votar socialista, y se sienten más libres para hacerlo «en conciencia». Aunque no descarta que Rubalcaba logre un reagrupamiento de apoyos en la última semana de campaña, como ocurrió en 1993 y 1996, cree que el voto del miedo, presentado ahora como el temor a los recortes, es más difícil que cale en esta ocasión y, sea como fuere, esa recaptación solo les serviría para recortar tres o cuatro puntos su diferencia con los conservadores.
En cualquier caso, Crespo está convencido de que si las elecciones hubieran sido en la primavera de 2012, el resultado hubiera sido un «absoluto destrozo» para el PSOE y habría hecho más factible que, por primera vez socialistas y populares no aglutinaran el 90 por ciento del voto, y los minoritarios llegasen a la ansiada cifra de los 50 diputados, algo que no descarta que pueda suceder el 20-N. Respecto a la campaña del PP, que considera muy previsible y similar a la de 2000 y 2004, destaca que los populares se harían con la mayoría de nuevos votantes (30 por ciento frente al 12 por ciento del PSOE), así como la fidelidad de sus bases.
Tampoco conviene olvidar otros sondeos. El de El País otorga una exigua ventaja del PSC sobre el PP en Cataluña, algo relativizado por la ministra Chacón. Diario de Navarra aprecia, por su parte, un éxito total de la coalición UPN-PP, y cómo Amaiur disgrega el voto secesionista, dejándo a los partidos independentistas sin escaño.