El Debate sobre el estado de la Nación, que terminó ayer con mucha más pena que gloria, confirmó en su segunda sesión que la realidad política española navega entre el bostezo y la parálisis, con un Gobierno noqueado por la crisis y una oposición conscientemente inoperante a la espera de que las penurias económicas completen el trabajo de desgaste y dejen expedito el camino a Moncloa.
La mejor evidencia de tan desolador panorama la constituyó la bancada popular, prácticamente desierta durante la jornada de ayer. De hecho, ni el propio jefe de la formación conservadora, Mariano Rajoy, ni la mayor parte de los 153 diputados de su grupo se dignaron siquiera a aparecer por el Hemiciclo para hacer honor a la que se supone principal cita parlamentaria del curso.
Tal realidad convirtió en casi anecdóticas las intervenciones de los portavoces de los cinco partidos que integran el Grupo Mixto –BNG, CC, UPyD, UPN y NaBai– y el del PSOE, José Antonio Alonso, así como la pertinente y rutinaria contestación a todos ellos del presidente Zapatero, que apenas se dirigió a 150 de los 350 representantes de la soberanía popular que estaban presentes en su oficina.
La clamorosa y difícilmente justificable ausencia del líder del Partido Popular en la segunda jornada del Debate de Política General sobre el estado de la Nación, que es como se denomina oficialmente la prescindible ceremonia que ayer se vivió en la Cámara Baja, fue criticada con acritud por varios ministros y diputados del PSOE, entre los que destacaron la titular de Defensa, Carmen Chacón, y de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, que atribuyeron la espantada del conservador a «su mal perder».
A juicio de la encargada de los ejércitos, «nunca pueden faltar las formas» y es necesario «un mínimo detalle con el Parlamento y con la ciudadanía».
Del todo de acuerdo se mostró Jiménez, quien consideró que la actitud del jefe del PP supone una falta de respeto a la Cámara, a los ciudadanos y a los grupos políticos.
Por su parte, fuentes de la formación de Génova razonaron que Rajoy no acudió al Pleno por considerar que ya ganó ayer el debate, y prefirió permanecer trabajando en su despacho. Además, alegaron en su defensa que los portavoces de otros grupos tampoco estuvieron presentes.
Por lo demás, el presidente Zapatero se limitó a realizar una nueva oferta de austeridad, reformas y pactos que solo encontró el obvio respaldo del PSOE y la tibia comprensión de Coalición Canaria (CC).
A la hora de justificar su complacencia, el partido insular argumentó que se trata de una cuestión de «responsabilidad» política y no de «una aceptación tácita» de las medidas del PSOE. Por boca de su portavoz en la Cámara Alta, Ana Oramas, los canarios dijeron asimismo echar en falta una actitud similar del PP y aseguraron que «no es momento de mociones de censura ni de elecciones anticipadas». Como colofón, señaló que, en respuesta a «quién ha ganado el debate», la única contestación posible es que lo han perdido «todos» los grupos políticos, porque todos «venían con la idea de responder a los problemas de los ciudadanos y todos han salido del Hemiciclo sin respuestas».
