El cine americano del siglo pasado alimentó la leyenda del camionero como un símbolo de libertad profesional, solo comparable, en parte, con la del marino durante el siglo XIX. Todo ello con la diferencia de que el camionero puede o podía llegar a ser dueño de su propio “barco”, y a retirarse en mejores condiciones económicas.
Hasta principios del siglo XXI era una profesión muy bien pagada, con sus riesgos, sacrificios y desventajas, pero también con grandes beneficios, especialmente en sectores como el transporte internacional, donde los salarios y viáticos podían llegar a ser bastante altos. Una situación que definitivamente ha cambiado, y no para mejorar.
Hace 25 años: mayores ingresos, menos gastos
“Rutas de Éxito” es un podcast que se transmite por YouTube y a cuyo contenido se puede acceder también por redes sociales como Instagram, Facebook y TikTok.
Se dedica a recoger la experiencia de conductores como Felipe, un transportista con más de 30 años de experiencia, que en un programa grabado en marzo de 2025 comparó lo que era ser camionero en los 90 y principios del 2000, con el oficio en años recientes.
En más de tres décadas Felipe experimentó con casi todas las formas de transporte profesional que se pueden ejercer en Europa: internacional, nacional y local. También transporte de mercancía, escolar, de viajeros, transporte combinado, aéreo y de otros tipos, hasta quedarse actualmente con el transporte portuario.
“El transporte de contenedor marítimo es un transporte que me permite conciliar, que es una cosa muy importante hoy en día; y es de lo más buscado hoy en día dentro del transporte porque todo el mundo quiere conciliar para poder desarrollarse como persona y poder formar familia”.
Felipe comenzó como chófer, luego fue empresario, se arruinó y ahora es autónomo, y sabe de qué habla cuando afirma que, hasta principios de este siglo, si trabajabas en transporte internacional podías invertir en camiones y mantener una familia.
Asegura que en el 2000, que no fue precisamente un buen año, por un viaje a Alemania a Hannover, por ejemplo, se cobraba unas 410.000 pesetas. Los ingresos eran altos y el gasto en peaje e impuestos era mucho menor.
En el 2000, por concepto de impuestos, un camión pagaba el equivalente a 800 euros, “ahora estamos hablando de 14.000 y quita gastos”.
Ser camionero en la actualidad
En 25 años, los pagos por concepto de transporte no aumentaron en la misma proporción que los gastos y los impuestos. Gasoil, peajes, mantenimiento e impuestos se multiplicaron, mientras los ingresos siguen siendo más o menos los mismos.
Para los autónomos, la situación es más difícil que para las empresas, y la situación va a empeorar si se quitan o modifican los módulos. Es muy probable que muchos autónomos se vean obligados a cerrar.
Felipe considera que el esfuerzo y los riesgos de la profesión siguen siendo altos, pero los ingresos ya no son los mismos:
“Tú veías a un camionero y traía la cartera llena de dinero, había billetes y la gente vivía bien. La familia de un camionero era una familia adinerada y respetada en aquella época, ahora no”.
La conducción del futuro
Para Felipe es natural que haya escasez de conductores formados, ya que la profesión se ha hecho menos atractiva y cada vez con mayores limitaciones. Junto a ello, sigue siendo muy dura para los que eventualmente quieren formar una familia, pues no es fácil la conciliación.
Cree que en el futuro los viajes largos en Europa tenderán a desaparecer y que lo ideal sería viajes cortos, bien pagados, combinados con trenes.
Considera que una alternativa de este tipo sigue siendo mejor que traer conductores de Ecuador para ponerlos a pasar 60 días durmiendo fuera de casa.
