Desde su inauguración en 1992, Disneyland París recibe millones de turistas cada año, sobre todo cada verano, casi exclusivamente familias que van en busca de una experiencia inolvidable, que impacte a los niños y que muchos adultos también disfruten.
Estos gigantescos parques recreativos y temáticos son una de las formas más costosas y quizás ya un poco anacrónicas de entretenimiento, con su combinación de atracciones, espectáculos y reproducción de mundos cinematográficos.
Disneyland: ¿paraíso o infierno?
La experiencia de ir a Disneyland puede parecerse a la experiencia de ir a una especie de batalla, contada por un veterano que perteneció al grupo que ganó, pero a duras penas. Muchos de los que han ido, inicialmente comparten muchas imágenes y vídeos por sus redes sociales, no pueden dejar de hablar del tema con los amigos y parientes en cada reunión, y hasta parece que les estuviesen pagando por promocionar el europarque.
Es que la experiencia de viajar a Disney es, en el fondo, un sueño compartido, pues muchos adultos crecimos soñando con ir a uno de estos parques, en América o aquí, en Europa. Por ello y ahora que tenemos niños para justificar el viaje y recursos para hacerlo, parece ser el momento perfecto. Y ciertamente lo vamos a pasar muy bien si nos gustan los parques de diversiones y somos aficionados a las películas de Marvel y de Star War, entre otras posibilidades de entretenimiento.
Pero esa misma noche, un poco más tarde, o con algunos tragos de más, o quizás varios meses después, comienzan a aparecer comentarios que no son tan favorables sobre esta visita al “mundo de la fantasía”. Es entonces cuando los escucharemos hablar de la gran cantidad de dinero que implicó toda la “operación”, más allá del pago de las entradas. Es decir, los gastos de viaje, de alojamiento y comida, el calor intenso, las largas colas, la multitud, las atracciones que sufren desperfectos, los días sin descanso, etc.
Es cierto, no existen las vacaciones perfectas y siempre hay que enfrentar algún tipo de obstáculo. Sin embargo, en unas vacaciones donde todo gira en torno a un parque de atracciones, esto puede pasar de un viaje divertido a ser una verdadera pesadilla.
Ventajas y desventajas de viajar a Disneyland
La principal ventaja es que para los niños será un viaje realmente inolvidable: juegos, atracciones, sus personajes favoritos encarnados por empleados de Disneyland, moverse en el espacio de sus películas favoritas. Por unos días vamos a lograr que vivan en el mundo real más placer y emociones que las que les proporcionan los videojuegos.
Y es posible además que la felicidad de los niños y de otras familias a nuestro alrededor termine contagiándonos y despertando ese niño que conservamos dentro, y que siempre quiso tener la oportunidad de viajar a alguno de los parques temáticos de Disney.
Hay que decir, además, que Disneyland está verdaderamente diseñada para que las familias lo pasen bien, en un ambiente limpio y bastante seguro, a pesar del volumen de personas, sobre todo en verano. Además, que más allá de los contratiempos que puedan presentarse, la experiencia para la familia será inolvidable. Y de hecho hay algunas que la repiten cada vez que pueden.
En cuanto a las desventajas: hay demasiada gente y hay que hacer cola para casi todo, hay “demasiados” niños (sí, parece una contradicción, pero todo padre sabe a qué nos referimos). En ocasiones terminamos haciendo cola, con niños cada vez más disgustados, para atracciones que de golpe dejan de funcionar. Si coincidimos con días lluviosos, la experiencia no es tan buena, llega un momento en que podemos estar completamente agotados, levantados desde muy temprano para aprovechar el día, y se gasta muchísimo dinero.
¿Ir o no ir? Más allá de los malos momentos y del coste, se trata de una experiencia que tus niños no olvidarán.