Cuando se habla del cambio climático y del calentamiento global, se piensa sobre todo en el aumento de la temperatura, la desaparición de las grandes masas de hielo y el consiguiente aumento del nivel del mar. Sin embargo, hay otros fenómenos involucrados que podrían convertir extensas zonas de la Tierra en lugares inhabitables, o donde será más difícil vivir.
Olas de calor extremo, lluvias intensas y poderosas nevadas, acompañadas por grandes incendios forestales, inundaciones y borrascas, son algunas situaciones que se harán más frecuentes y podrían hacer que ya no se pueda vivir en grandes áreas de Andalucía, Madrid y Valencia.
35°C: demasiado caliente para vivir
Desde 2022, la NASA viene advirtiendo que hay regiones del planeta muy pobladas que podrían ser inhabitables en menos de 25 años, entre las que se encuentran lugares como el sur de Asia, el mar Rojo y el golfo pérsico. Se dice que a partir de 2070, Brasil, el este de China y parte del sudeste asiático.
El pronóstico de la NASA para España es que se presentarán períodos de hasta tres meses con temperaturas superiores a los 35°C, en la Comunidad de Madrid, Valencia y Andalucía. En este sentido, también habrá cambios que afectarán otros lugares de España, como el norte de la península, las Baleares y las Canarias.
Todos estos lugares se verán afectados por fuertes olas de calor acompañadas por sequías, con una alta posibilidad de ser seguidas por lluvias intensas e inundaciones. Es otro de los efectos del cambio climático, la creciente dificultad para predecir y tomar medidas preventivas ante grandes trastornos meteorológicos, como los que ya se están viviendo.
Estos eventos, al menos en lo que a España se refiere, no son una novedad, ya que la ONU y organizaciones como Greenpeace habían predicho hace algunos años que el sur de la península y las islas cada vez se iban a ver más expuestos a altas temperaturas y a un descenso de hasta un 10% en las lluvias. Una situación que provocará escasez de agua en las regiones antes mencionadas.
Parte del escenario que se propone para el 2050 ya puede verse en eventos recientes. Este es el caso de la escasez de agua en el sur de España, los grandes incendios forestales en distintas partes del mundo, las olas de calor que llegan a zonas templadas del planeta que antes no eran alcanzadas, etc.
El índice del “bulbo húmedo”
Los 35 °C no parece una temperatura tan alta, si consideramos que la temperatura corporal es de 36 °C, y que hay lugares tropicales del planeta donde esta temperatura se puede alcanzar en ciertos momentos del día, y sin embargo están muy poblados.
El índice del “bulbo húmedo” es una medida o instrumento que utilizan los investigadores para determinar cuál es la “frontera térmica”, el punto en el que un cuerpo pierde la capacidad de bajar su temperatura, incluso utilizando mecanismos como el sudor.
Los investigadores creen que ese límite se encuentra en torno a los 35 °C y cuando esta temperatura se mantiene durante 6 horas continuas, algo que será perfectamente posible en las regiones de España y del mundo antes mencionadas.
Para llegar a este escenario, los científicos de la NASA han utilizado este índice y la información proporcionada por todos los satélites meteorológicos que actualmente monitorean el clima en la Tierra.
Más allá de las altas temperaturas
El panorama entre 2050 y el 2100 podría ser aún más oscuro, pues a los ciclones, borrascas, incendios, escasez de agua dulce, y altas temperaturas habrá que sumar una elevación en el nivel del mar.
Ese aumento del nivel del mar vendrá acompañado con inundaciones, salinización de muchas fuentes de agua, como la Albufera de Valencia o el Parque Natural de Doñana, y la desaparición de importantes ciudades costeras, como Cádiz y Barcelona.
El cambio climático hará literalmente imposible vivir en ciudades y regiones que han cumplido varios siglos de existencia. Es hora de enfrentar el problema.
