Los ministros de Defensa y Exteriores de la Unión Europea discutirán en sendas reuniones informales esta semana en Luxemburgo la posible ampliación de la misión europea lanzada en junio pasado para contribuir a desmantelar las redes de traficantes de inmigrantes en el Mediterráneo a aguas internacionales. Los titulares de Defensa se reunieron ayer y, sus homólogos de Exteriores, el viernes y sábado.
El comandante de la operación, bautizada Eunavfor Med, el vicealmirante italiano Enrico Credendino, propuso la semana pasada a los Gobiernos de la UE “la transición a la fase dos” de la operación, algo que permitirá “actuar en alta mar” contra las redes criminales de forma “más eficaz”, según informó la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Federica Mogherini.
La operación se limitó hasta ahora a recoger información sobre estas redes y sus actividades y a realizar patrullas en alta mar y contribuir a operaciones de rescate de inmigrantes, aunque éste no es su principal cometido. Ésta participó en nueve operaciones de rescate que contribuyó a salvar la vida a más de 1.400 inmigrantes, según dados de la misión.
El comandante de la operación reclamó “siete barcos adicionales” para pasar a la siguiente fase, que en todo caso limitaría sus actividades a las “aguas internacionales”, según informaron fuentes diplomáticas, que precisaron que habrá una conferencia de generación de fuerzas el próximo 16 de septiembre. Los Veintiocho esperan decidir sobre ampliar la misión a la siguiente fase a “principios de octubre”, según otras fuentes diplomáticas.
La operación, que alcanzó su plena capacidad operativa el pasado 27 de julio, cuenta con cuatro buques que aporta Italia, que tiene el mando de la operación, dos Alemania y otro Reino Unido, así como cinco aviones y helicópteros. Francia y Luxemburgo aportan un avión cada uno, mientras que Italia aporta dos helicópteros y otro Reino Unido.
Los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la UE acordaron el pasado 18 de junio establecer una operación naval militar para contribuir a desmantelar las redes de tráfico de personas en el Mediterráneo sin excluir la posibilidad de destruir las embarcaciones y otros activos que utilizan las mafias aunque sólo si la ONU lo autoriza o lo consienten los libios, aunque fuentes diplomáticas han asegurado que en la práctica hará falta el visto bueno de los dos.
La segunda fase de la operación implicaría “el abordaje, inspección, incautación y desvío en alta mar de embarcaciones sospechosas de ser utilizadas para el tráfico de personas y el contrabando” de acuerdo con el Derecho Internacional sin necesidad de una resolución de la ONU, aunque sí se necesitaría en el caso de que se hiciera en “aguas territoriales o aguas internas” del estado afectado, es decir Libia o bien contar con su “consentimiento”, de acuerdo con el documento para establecer la misión, con un año de duración.
En una tercera fase, se contemplan “todas las medidas necesarias contra una embarcación o sus activos relacionados” incluido deshaciéndose de ellos o haciéndoles inoperativos “en el territorio de ese país” de acuerdo con las condiciones que se fijen en una resolución del Consejo de la ONU o con el consentimiento del país.
Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE también discutirán con sus homólogos de Turquía y de los Balcanes occidentales la crisis de los refugiados y el auge de la inmigración en su reunión informal de Luxemburgo prevista este viernes y sábado. Los jefes de la diplomacia europea también abordarán en su reunión informal, conocida como ‘Gymnich’, las relaciones con Rusia y los países del Este de Europa, la creación de un grupo de apoyo internacional al proceso de paz en Oriente Próximo y el acuerdo alcanzado con Irán sobre su programa nuclear y la cooperación que ello abre.