La selección española certificó ayer su regreso a la élite con su clasificación para las semifinales del Campeonato del Mundo de Suecia, tras imponerse por 24-32 a Islandia, tras una exhibición defensiva en la primera mitad.
Consciente de que gran parte del juego ofensivo del equipo nórdico recae en la conexión de los jugadores de primera línea, en especial el central Snorri Gudjonsson, con el pivote, el bloque de Valero Rivera apostó de inicio por una defensa adelantada para dificultar el juego nórdico.
Una opción que no pudo salir mejor a la escuadra nacional, como evidenció el hecho de que el pivote islandés Robert Gunnarsson, uno de los máximos goleadores del rival de ayer, no lograse su primer tanto hasta el minuto 24.
Todo un problema para el subcampeón olímpico, que, pese a las dificultades para conectar con los seis metros, buscó una y otra vez el pase al pivote, una circunstancia que no desaprovechó España para robar el balón.
Robos que permitieron a la ‘roja’ (ayer de blanco) exhibir por primera vez en el campeonato su veloz juego de contraataque, con el extremo Juanín García, que cerró el primer tiempo con tres tantos, como punta de lanza.
Así, a la carrera, el conjunto patrio fue abriendo una brecha cada más amplia en el marcador, hasta lograr una renta de siete goles (6-13), que dio a los de Rivera la tranquilidad necesaria, para acabar, incluso, con las dudas que había mostrado hasta el momento en el ataque estático.
Surgieron, por fin, las penetraciones de Raúl Entrerríos, las fintas de Eduardo Gurbindo, o las conexiones con Julen Aguinagalde, infalible desde los seis metros.
Una fiesta a la que no quiso faltar el portero Arpad Sterbik, que cerró los primeros 30 minutos con un 44 por ciento de paradas, que permitieron llegar al descanso a los de Valero Rivera con contundente (10-20) en el marcador.
Renta que relajó a los españoles en la segunda mitad, en la que, pese a no ver nunca en peligro la victoria, concedieron más facilidades en defensa a Islandia, que no desperdició la oportunidad para reducir la brecha a la mitad (20-25).
Sterbik se encargó, sin embargo, de acabar con esos apuros, con dos paradas consecutivas.
La selección no desaprovechó el carrusel de exclusiones en los que se convirtieron los últimos minutos del encuentro para elevar nuevamente su renta a ocho tantos (24-32), que certifican la presencia de España en la lucha por las medallas seis años después de proclamarse campeona del Mundo en Túnez en 2005.
