Hoy hace diez años, el 15 de febrero de 2001, se producía el traslado de internos del antiguo centro penitenciario de Segovia al recién construido en el barrio incorporado de Perogordo, junto a la nacional 110. Fueron menos de un centenar sus primeros residentes para una plantilla inicial de 130 trabajadores, que pronto se amplió a tres centenares.
Dos meses y medio antes, el 28 de noviembre de 2000, el entonces ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, ante la incertidumbre existente en la ciudad sobre el número de reclusos que podría albergar, negó en la inauguración de las instalaciones que la población futura superara en total los 450 internos. Insistió en que el número de plazas funcionales era de 344 plazas, a las que se añadía otro centenar complementarias —enfermería, aislados, tránsito e ingresos—, cifra que “en ningún caso se acerca a las 700 plazas que algunos han barajado”, afirmó el exministro, en relación a las informaciones difundidas, entre otros, por el secretario general de la agrupación socialista de Segovia, Pedro Álvarez, quien había alertado de que en todas las celdas se habían instalado dos camas.
Por su parte, Mayor Oreja destacó en ese momento que era uno de los centros más modernos de Europa y “diferente”, por estar concebido para realizar una labor formativa y de reinserción”.
Una década des pues, la subdelegada del Gobierno, María Teresa Rodrigo, mantenía ayer que, en su opinión, continúa siendo un centro “modélico”, como lo demuestran el programa ‘Loyola’, de reinserción de internos adictos a la droga o los diseñados para su incorporación futura al mercado laboral, algunos de los cuales se llevan a cabo en colaboración con otras instituciones como Montes de Valsaín. Además, anunció que para este trimestre está previsto el inicio de un nuevo taller formativo, de carpintería metálica.
Rodrigo no ofreció datos concretos tanto del número de internos como de la plantilla actual de personal con que cuenta este centro penitenciario. alegando motivos de seguridad. Sí aseguró que en este momento los primeros son menos de 600, aunque reconoció que en algún momento se puede haber superado esa cifra. Hay que advertir que en 2008 las instalaciones se ampliaron con la apertura de un Centro de Inserción Social (CIS) con capacidad para un centenar de reclusos.
En cuanto a la plantilla, lo que sí indicó la subdelegada es que en breve se asignará personal específicamente al CIS, ya que los puestos de trabajo del mismo se cubren ahora con el personal del centro tipo.
Por su parte, el diputado nacional del PP Javier Gómez Darmendrail, que en los últimos años ha desarrollado una activa labor parlamentaria con preguntas al Gobierno en relación con la seguridad y la capacidad del centro de Perogordo, asegura que prácticamente se han doblado las plazas funcionales del centro y, en la línea de las informaciones difundidas por algunos sindicatos, habla de una tasa de hacinamiento superior al 150%.
Gómez se hace eco de las demandas de los funcionarios y señala como momento de inflexión el año 2008, cuando un funcionario sufrió una agresión grave.
La subdelegada sostiene que, los problemas “puntuales” de seguridad, ya están solucionados y que buena prueba de que la situación de la plantilla no es mala es que no se producen peticiones de traslado a otros centros.
Lo que no puede ponerse en duda es que una década después se ha superado la cifra tope que apuntó Mayor Oreja entre un 25% y un 30%.
