El día 16 de septiembre a las 18:55h me salta una alarma de noticias en el móvil, cojo el móvil para ver la noticia y leo: El Ayuntamiento de Segovia lamenta profundamente el fallecimiento de Carlos Herranz Cano…
En ese mismo instante, para mis adentros me dije: “Descanse en paz”.
Pero al tiempo mi memoria se fue al comienzo de un marzo, allá por 2007, cuando tomando café y leyendo en el bar el Adelantado de Segovia, abajo en la primera página había un recuadro que decía (más o menos) «Si quiere enviar una carta o colaboración puede enviarla a…» y daba una dirección de correo electrónico.
De repente me dije, por qué no probar y escribir sobre algo que había visto y que para mí era, es y será muy importante, como era hablar, homenajear y recordar a las víctimas de terrorismo. Y qué mejor que escribir algo sobre la inauguración del monumento a las víctimas del 11M que se realizó en su tercer aniversario, y que también me retrotrajo al 11M de 2004 y aquel día tan intenso y tan al límite (desde las 07:50 del día 11 a las 01:40 del día 12 comiendo y cenando unas pizzas para no parar más que unos minutos) que tuvimos en el trabajo; atentado terrorista que supuso un cambio radical cuyas extremas consecuencias nos han traído a este abismo nacional.
Tras esa visión del precipicio, y el interrogante que da el saber si podrás superar el salto al otro lado del abismo y salir, al menos airoso, es decir: tras escribir mi primer artículo, que ahora sí, te expone, negro sobre blanco, a la crítica de todo ese gran público que tenía el Adelantado de Segovia, y saber si para el responsable de publicarlo sería merecedor de tal honor en tan insigne plaza; pude comprobar al día siguiente que lo que yo había escrito aparecía publicado en la segunda página del Adelantado de Segovia. Al instante busqué al responsable de tan maña e irresponsable y arriesgada apuesta de publicar mi primer artículo; y lo encontré en la mancheta: editor: Don Carlos Herranz Cano.
A Don Carlos Herranz Cano no tuve el placer de conocerle personalmente para agradecerle esa confianza de la primera vez y las sucesivas veces que publicó mis artículos y apostó por ello frente a algunas críticas. Tengo que agradecerle que siempre me sentí respaldado por él, como cuando, me retó a un «duelo» sobre la verdad cierto representante de una institución segoviana de memoria histórica tras un artículo mío, haciendo réplica con otro artículo, pidiendo, también públicamente, que no se me publicase más por que decía que era mentira algo que yo había expuesto negro sobre blanco, pero que en el siguiente artículo que hice, en respuesta al suyo, pude darle cumplida y documentada información de lo que afirmé (touché); además de que estoy seguro que también aguantó las insinuaciones y quejas de algún político, tras mis artículos sobre la historia de su partido, en esa línea de censura, pues a través de terceros, el político, me hacía llegar mensajes como: «dile que como siga escribiendo así le voy a denunciar». Algo que con el tiempo no se atrevió a hacer, pues seguí escribiendo y Don Carlos Herranz Cano siguió publicándome; con el tiempo el susodicho político terminó lloriqueando por las esquinas de las «Redes sociales» acusando al periódico de censurarle (justicia poética), tras haber acusado falsa y gravemente al periódico.
Pero de algo de lo que no sé si podré agradecerle lo suficiente a Don Carlos Herranz Cano, fue el poder ver durante varios domingos publicada mi columna al lado de la columna del que era y será para mí el «ídolo» de la literatura, Don José Jiménez Lozano. Ese abrir el Adelantado y ver los domingos mis letras al lado de su sabiduría, hacía que me sintiese un enano con cara estupenda frente a un gigante al que miraba hacia arriba. Esas sensaciones que me hacía pasar, sobre todo los domingos, Don Carlos Herranz Cano, serán siempre impagables.
Por todo esto, y por algunas «latas» en forma de peticiones, que, a través de mi apreciada María José, le hacía llegar, siempre recordaré estar en deuda con él y siempre le estaré eternamente agradecido.
Con el fallecimiento de Don Carlos Herranz Cano se va el un referente de la prensa independiente y de la libertad de expresión a nivel nacional, pero sobre todo a nivel local y comarcal; pero estoy seguro de que los que han recogido su testigo deberán y sabrán continuar su legado.
Por lo que no me queda más que dar mi más sincero pésame a toda su familia, a sus seres queridos y a todo el Adelantado de Segovia.
Y a Don Carlos Herranz Cano desearle que D.E.P.
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José María Arévalo Miguel
