En los últimos años la gastronomía está alcanzando cotas un tanto desorbitadas en España. Cada día aparecen nuevos aspirantes a las Estrellas Michelin y se abren establecimientos del ramo, tanto bares, como mesones, cervecerías, restaurantes…y asimismo hoteles, con los que se van incrementando las ofertas. Paralelamente surgen los concursos de tapas, de dulces y de todo tipo de combinaciones de “viejos” y nuevos ingredientes, asimismo las catas y degustaciones de vinos, por iniciativas de industrias, bodegas y entidades oficiales y particulares, las que también preparan visitas guiadas, acompañadas generalmente de más degustaciones.
Como es lógico, todo ello llama a la concurrencia de personas de todas las clases, por lo que en estas sesiones gastronómicas siempre hay abundantes solicitudes, que en general provocan el “aforo completo”.
A ello se une también la” aparición” de numerosas bodegas, que aparte de las que ya gozan fama desde hace tiempo, vienen dispuestas a “pegar fuerte” con la incorporación de expertos viticultores, bien preparados para asimismo sacar caldos cada vez mejores y más refinados. Y a la par, crecen los congresos, reuniones y “mesas redondas”.
Quiere todo esto decir que hay que tener cuidado ante la posibilidad de que llegase un día en que nos viéramos saturados de platos y vinos, porque también los chefs de mayor o menor renombre se esmeran en ofrecer constantemente nuevos productos, por lo que las “cartas” tampoco dejan de crecer. Y ahora, para dar al tema un mayor impulso, el presidente de la Junta de Castilla y León acaba de anunciar en la feria INTUR-AR.PA la celebración, en el venidero 2025, de “un gran evento internacional sobre nuestra gastronomía”. Todavía sin señalar el lugar, pero sí que durará dos días con un gran final para demostrar cómo “empezó en Castilla y León la cocina tradicional con nuestros abuelos y padres y cómo ha evolucionado hasta las Estrellas Michelin.
Bienvenidas, pues, estas novedades, estos avances que fortalecen nuestra gastronomía, pero atentos a cualquier descuido para no llegar a rebasar una hipotética línea roja.
Al hacer estos comentarios sobre el futuro de la gastronomía castellano-leonesa, parece inevitable unir a estas novedades, mejoras y avances de tanto relieve, especialmente a los vinos, con algunos de los productos exhibidos recientemente en el magnífico patio, hoy sede oficial del Colegio de Arquitectos, conocido ya como Palacio del Marquesado (donde dice la historia que celebró por primera vez misa en Segovia San Juan de la Cruz y la andariega Santa Teresa dio los primeros pasos para fundar el convento, hoy situado pocos metros más abajo).
El muestrario-venta, bajo el título de “LA TRASTIENDA de la Real Fábrica de Cristales de La Granja, ofertó piezas y pequeños grupos escultóricos procedentes de dicha fábrica, reconocida ya como Centro de Referencia Nacional de FP en el área del vidrio.
Bajo la “mirada” de un luminoso Árbol de Navidad, que se conserva en el vestíbulo del centro de cara a las próximas festividades, fue presentada una muy interesante y variada muestra de productos, entre ellos los relacionados con el vino –copas, jarras, escanciadores- cuya venta, al parecer, ha sido muy bien acogida por el público segoviano y los numerosos visitantes que durante los días de su celebraros estuvieron en Segovia. Como consecuencia, continúa la oferta, porque La Trastienda se ha traslado al vestíbulo, al lado de “su” Árbol.
A unos pocos metros, en el enlosado, se encuentra su “hermano mayor”, convertido en clarín avisador de que se inician los actos que durante el 2025 se celebrarán para recordar el 500 aniversario del inicio de la construcción de la Catedral. Ante ello, ya hay disconformes, cosa muy habitual en nuestra ciudad.
También se anuncia que se pretende poner de actualidad sobre mercados, ferias y similares todo tipo de ideas y proyectos municipales de cara a los meses venideros, con las consiguientes protestas de algunos interesados en participar, que dicen que no quieren estar, y otros que sin decir nada esperan condiciones y lugares de nuevas exposiciones, no solo con aportes de artesanía, sino de las otras muestras de diferentes “géneros” que hasta ahora se han venido ofreciendo.
Y, “chicos”, el que no quiera y prefiera otro lugar, pues, qué lo vamos a hacer, mientras el “mandamás” del país nos deje cierta libertad de acción, pues que se elija el lugar que se quiera. Eso sí, sin necesidad de registrarse severamente como se pretende que hagan los viajeros al llegar al hotel. ¿No huele esto un poco a época franquista tan criticada, precisamente ahora que está reciente un nuevo aniversario del fallecimiento de su protagonista?
Más beneficioso sería para todos que los “mandones entendidos” en ello, si los hay, se preocuparan de tratar –si es posible y si saben- de bajar un poquito los 1.637 billones de euros a que asciende nuestra deuda pública, que marca así un alarmante nuevo hito histórico.
Y por hoy punto final, esperando la ya cercana Navidad, en la que muchos estarán pensando para saborear un buen cava…en copa de cristal de la Real Fábrica.
