Segovia los días 4, 5 y 6 de octubre va a vivir días de fiesta y bullicio, recordando brillantemente el trascendental hecho de la coronación de la Reina Isabel I de Castilla.
El 13 de diciembre del año en curso se cumplen los 550 años de la coronación, en Segovia, de la Reina Isabel I de Castilla, sin duda alguna el más grande y trascendental suceso acaecido en el mundo entero, por el que puede decirse la retahila de «sin Segovia no Isabel, sin Isabel no Colón, sin Colón no América, sin América no luna», que, abreviado, todo segoviano conoce y repite con orgullo «Sin Segovia no luna», el “without Segovia, no moon” que en el Libro de Oro del Mesón de Cándido puso Wernner von Braunn, ingeniero de la NASA que diseñó el saturno V que propulsó el Apolo 11 que en 1969 llegaría a la luna.
Según testimonio escrito del escribano Pedro García de la Torre, conservado en el Archivo Municipal de Segovia, difícilmente se abría paso la comitiva entre la entusiasta multitud que trepaba por las paredes, abarrotaba los miradores y hasta en los tejados se colocaba; la princesa, de 23 años, vestida de blanco, cubierta de velo de igual color, y con amplia capa de armiño, cabalgaba sobre corcel blanco, seguida por el alcaide del Alcázar, Cabrera, y el Arzobispo Carrillo. Un heraldo portaba en alto la espada, símbolo de la justicia de Castilla; dos pajes portaban la corona de gemas de San Fernando en un almohadón de brocado…
En las calles de Segovia se oyeron los rituales gritos de ¡Castilla, Castilla, Castilla por la muy alta e muy poderosa princesa e Señora nuestra señora la Reyna Ysabel, e por el muy alto e poderoso Príncipe, Rey e Señor nuestro Señor el Rey Don Fernando como su legítimo marido”.
Los segovianos , conocido el repentino óbito del monarca Enrique, hermano de Isabel, alentados por la nobleza salieron a la calle, repitiendo los gritos de ¡Castilla, Castilla por el rey Fernando y la reina Isabel propietaria de estos reinos!, portando pendones y encendiendo fogatas.
Al constante repicar de las campanas de la Catedral y de todas las iglesias de la ciudad se unían gritos de ¡Viva la reina! ¡Castilla por la reina Isabel! Se cerraron los comercios y se dispararon mosquetes y arcabuces… Era el pueblo, los segovianos, quienes proclamaban, aplaudían y piropeaban a la reina de las Españas que aquí, en las escaleras de la iglesia de San Miguel, hoy Real parroquia de San Miguel, entonces ubicada en el centro de la Plaza Mayor se coronó, los mismos que en los días de la recreación de tan inolvidable hecho aplaudirán por las calles a la actriz gallega María Castro que encarnará en estos primeros días de octubre la excelsa figura de Isabel La Católica, y vibrarán recordando el importante hito que cambió la Historia del mundo, demostrando que a pesar de alguna acción controvertida, Isabel afamó a Segovia, y estos actos en honor de la Reina, a la que alguna política reprobó vetando para poner nombre a significado edificio segoviano, al exigir “que no fuera reina ni santa”, estos homenajes, digo, honran más a la ciudad, por bien nacida agradecida, que a la monarca recordada.
Segovia, con un presupuesto de 400.000 euros, con apoyo y ayuda de la Junta de C y L, Subdelegación del Gobierno, Diputación Provincial, Cabildo Catedral y Diócesis, Real Academia de San Quirce, y patrocinios varios, va a dedicar a tan significado evento un amplio abanico de actos como proclamación de Ysabel como Reina de Castilla en el enlosado de la catedral, encuentro con la Reina en el Alcázar, representación del Sinodal de Aguilafuente, visitas al Alcázar, con objetos isabelinos, exposición sobre la imprenta, encuentro con las Isabeles del mundo, conferencias, concurso de tapas, video mapping sobre Isabel I de Castilla, convirtiendo las Plazas de San Martín y de Medina del Campo en “Plaza de los Mercaderes”, con diversos talleres y actividades, e incluso consiguiendo de los respectivos organismos la emisión de un sello de correos y de un cupón de la ONCE dedicados a este evento.
No es éste el primero ni segundo artículo que en estas páginas escribo defendiendo, pidiendo, y, en este caso, aplaudiendo, esta recreación histórica que tanto bien va a traer a Segovia, que solo alabanza y comentario positivo exige.
Sin embargo un pequeño matiz, para que la calificación no parezca de pelota, ni de injustificado fan, a mi inquebrantable comentario añado mi negativa opinión sobre el precio de las entradas a los principales actos, pues veo que no toda la ciudadanía, la que antaño vitoreó a Ysabel, y hogaño llenará las calles de la ciudad para admirar y aplaudir a su rediviva imagen, podrá pagar 25 ni 50 euros, cuando cada familia acaba de gastar 400 euros por hijo en el material escolar exigido en la educación pública “gratuita”, en material escolar, calculadora, blocs, lápices, compases, reglas, pinturas, cartulinas, forros…, sin el gasto aún de los libros de texto; pienso en la familia media de matrimonio y dos hijos…
Creo recordar que en la última edición de esta recreación, impulsada por la marquesa de Lozoya, Dominica Contreras, con presupuesto de 695.462 euros, los eventos fueron de “acceso libre hasta completar aforo”, aunque lamentablemente, entonces, como ahora, tan bonitos actos me pillaron lejos de Segovia.
Es, por supuesto, encomiable la determinación de que lo recaudado se entregue a Cáritas, con lo que finalmente tan elevada cifra llegará a las familias más necesitadas, pero, pensando que habrá tiempo y ocasión de otras campañas de ayuda a Cáritas, soy socio de varios años, el precio de las localidades podría ser más económico, para dar posibilidad de culturizarse a no pudientes, si bien además del precio de cada entrada podría incrementarse con voluntario óvolo de asistentes de mayores disponibilidades. O, por ejemplo, el encuentro con la Reina en el Alcázar, desligarlo del palaciego ágape, al que voluntariamente se quedarían los interesados de mayor poder adquisitivo.
Opino que la proclamación de Ysabel fue popular y populosa, y esta recreación no debe ser selectiva y discriminatoria, pues el derecho a la cultura es fundamental en nuestra sociedad.
En una semana se han agotado las localidades para los dos espectáculos centrales de la recreación, proclamación de la reina en el enlosado de la Catedral, y recepción de la Reina con seguido ágape en el palacio Alcázar; seguro que en la privilegiada nómina de compradores hay pocos, o ninguno, de hogares con miembros en paro, familias numerosas, estudiantes, asalariados con el mínimo interprofesional, los jóvenes a los que se dieron 400 euros para que fueran al cine, y desde luego ninguno de los que, con lo recaudado,recibirán ayuda para el pan de cada día, pero no estarán en la cultural recreación…
Aplausos, pues, para la corporación consistorial por la brillante programación, y por todos los eventos que llevan realizando y espero seguirán haciendo en homenaje y agradecimiento de Ysabel, que incluso pidió ser enterrada aquí, en el Monasterio de San Antonio el Real, de no poder hacerlo en Granada, y Fernando que aquí firmaron el “tanto monta” en la “Concordia de Segovia”, y del hermano de Isabel, el Enrique IV que gustaba decirse “El Segoviano”, porque Señor de Segovia era.
Ningún segoviano con hambres de pan ni de cultura, ningún segoviano puede dejar de saber y recordar cómo comenzaron en nuestra ciudad los trascendentales treinta años del reinado de Isabel I de Castilla, que aquí se coronó Reina.
¡Sin Segovia, no luna!…
