Señora directora:
Como visitante del entorno actual de “El Taray”, siento y veo un cierto abandono que minimiza su encanto; y ese ejemplo de integración social vanguardista en época del tardofranquismo, que nos muestra un modelo de urbanismo distinto, donde la convivencia, la cercanía, la tertulia, la solana, los juegos en libertad, el entusiasmo por el ajardinamiento y hasta el bricolaje fueron emblema.
Hoy un tanto descuidado, al menos en la zona que se muestra en la calle Los Donantes de Sangre, frente a la antigua Policlínica “18 de Julio”, donde podemos aún contemplar alguno de los muros del antiguo convento San Agustín, que se mantienen en pie, mejor, semiderruidos, por el paso del tiempo. Un callejón totalmente en abandono y en decadencia que denota desidia y escasa sensibilidad por el patrimonio y por una de las zonas, más significativas que hoy pueden contemplarse en el entorno viejo de la ciudad que se ha convertido en modelo y lugar de visita de escuelas de arquitectura de todo el mundo.
No parece una buena imagen adentrarte en el entorno y ser recibido, a primera vista, por ese callejón siniestro, que denota abandonado, todo él colonizado por la maleza y vegetación, además, de otras alimañas campando a su antojo. Urge su consolidación y/o rehabilitación antes de que acabe en el suelo y genere alguna desgracia mayor.
Entorno que, dada la importancia del turismo en la zona, supone un valor añadido para la ciudad. Por ello, debería estar mucho más mimado e indicado como modelo de vanguardia de urbanismo, de integración social y de convivencia vecinal. Diríamos que fue, ante todo, un pueblo de gente variada e integrado en su entorno urbano. Un “pueblo”, nacido al amparo de una nueva necesidad social con creciente demanda de mano de obra, y un modelo arquitectónico único y distintivo en la ciudad segoviana. Necesidad nacida al amparo de un pujante cooperativismo y ganas de cambiar el mundo.
No olviden, a quienes corresponda, que Segovia parece abocada a vivir y sobrevivir de un turismo del que parece no puede ya desprenderse y este es un lugar a visitar por gentes de todo el mundo que llevarán para siempre en sus retinas la imagen que ustedes quieran.
Un asiduo visitante de la zona.
Benjamín Charro Morán
