El que fuera cofundador de Coalición por El Bierzo, concejal del Ayuntamiento de Ponferrada y diputado provincial por esa formación, Pedro Muñoz, negó ayer que en la noche del 27 de mayo de 2020 arrojase a su entonces esposa, la abogada Raquel Díaz por el balcón de la casa que habitaban a escasos kilómetros de la localidad de Toreno (León) y rechazó que hubiesen mantenido una discusión previa. Muñoz, al que se juzga en la Audiencia Provincial de León por un presunto delito de tentativa de homicidio, maltrato, amenazas, injurias y lesiones y para el que las acusaciones piden hasta 23 años de prisión, manifestó que ese día pensó “que había tropezado y se había caído, pero a fecha de hoy afirma “no saber lo que pasó”.
“A mi esposa nunca le puse la mano encima, nunca”, afirmó a preguntas del Ministerio Fiscal sobre el día de los hechos e insistió en su inocencia. “Me lo puede preguntar de mil maneras diferentes. Creía que intentó ir a por la gata para bajarla. Hoy tampoco me atrevo a asegurarlo”, dijo. En su relato sobre los ocurrido aquel día aseguró estar buscándola y haberla encontrado fuera de la casa, junto al pozo “estirada”. “Me agaché Estaba todo a oscuras. Le puse la mano en la cabeza. Olía a sangre y uno de los perros la estaba lamiendo. ¡Ayúdame! ¿Qué te pasa? La intenté coger por la cadera. Poco menos que agachado y como podía la introduje en la galería. La coloqué y la puse de lado e inmediatamente llamé al 1-1-2 porque Raquel no estaba bien”, detalló.
“La coloqué en posición de seguridad y, de no haberlo hecho, estoy seguro de que no tendría ninguna viabilidad”, apuntó y también comentó que dada la gravedad de sus lesiones los médicos que la trataban creían que no era posible que sobreviviera. “Llegué a León y me dijeron que prácticamente estaba en muerte cerebral. Dije que había que intentar algo. ¿Hay alguna posibilidad? Pues inténtalo” declaró haber afirmado antes de reclamar a uno de los doctores que “le salvase la vida”.
A preguntas de las acusaciones no concretó el contenido de la llamada telefónica que le había hecho el día de los hechos antes de avisar al 1-1-2 a su hija, a la que llamó de nuevo tras avisar a los servicios de emergencias y a una persona de confianza, ni los motivos de varios intentos de contacto telefónico entre ambos en las horas previas.
Testimonio de Raquel
“Desde la terraza me levantó por el cuello y me lanzó contra el pozo, pero resbalé contra el suelo. Él salió de la casa diciendo “zorra, hija de puta, ¿sigues viva?” y, tras tomarme el pulso, cogió con todas sus fuerzas y me arreó golpes en todo el cuerpo hasta romperme entera. Después me arrastró dentro de la galería, donde me tumbó en el suelo y me puso un cojín en la cabeza. Juraría que también me disparó con una pistola de perdigones en el vientre”.
