Recuerdo con nostalgia las largas conversaciones con mi abuela materna, mujer de extraordinaria sabiduría, que convivió con nosotros durante años y que nos enseñó la tolerancia, el respeto, el amor, la paciencia y el esfuerzo. A su vez, mi abuelo paterno, hombre de extraordinaria fe, nos contaba historias de su época, en tiempos de guerra, cuando España estuvo divida, pero que nunca me inculcó el odio y el remordimiento hacia aquellos que perdieron y que cometieron crímenes terribles. Siempre me enseñó a perdonar y comprender que debemos mirar hacia adelante, porque vivir en el pasado es elegir morir en el presente y negarnos la posibilidad de poder disfrutar de un futuro mejor.
Pues bien, la figura de Don Ramón Tamames esta semana en el Congreso me ha hecho recordar y reflexionar que la voz de la experiencia debe sonar con más fuerza en la política y en nuestras vidas.
En la Antigua Roma se consideraba que la edad había concedido a las personas mayores el don de la sabiduría y por ello eran los más capacitados para tomar las decisiones importantes, tanto en el senado, como en la judicatura o como consejeros del rey, durante la monarquía, o del emperador en la época del imperio.
Por eso, escuchar esta semana a Don Ramón Tamames ha sido un halo de esperanza para millones de españoles. Su voz en el Congreso como candidato de VOX a la presidencia del Gobierno, con el objetivo de disolver las Cortes y convocar elecciones para hacerlas coincidir con las municipales y autonómicas del 28 de mayo, debe ser un referente para cualquier ciudadano y un ejemplo a seguir para las generaciones futuras.
Don Ramón, fue presentado como candidato a la presidencia del Gobierno por un Santiago Abascal que desgranó, uno a uno, los motivos sobrados para la presentación de la moción de censura contra Pedro Sánchez y, una vez más, le tendió la mano a un PP que rehusó aceptarla y se abstuvo, mostrando una vez más que su único interés son ellos mismos y no los españoles. Además, ¿Cómo es posible tener de antemano el voto decidido sin escuchar a una persona? Es la pérdida casi absoluta de la función deliberativa.
Desgraciadamente, los partidos, salvo alguna honrosa excepción, ya no criban la sociedad en la búsqueda de los mejores, los más trabajadores o los más capaces, para ofrecerles una posición de tan alta dignidad como la de diputados nacionales, sino que colocan en los escaños peones moldeables con la capacitación justa para no sublevarse y con sumisión al líder.
El discurso del candidato Ramón Tamames y sus agudas réplicas fueron unos emocionantes alegatos en favor de la recuperación de la dignidad parlamentaria y de su función esencial deliberativa previa a la construcción de las mejores leyes que, con respeto la Constitución y a la nación, puedan servir para mejorar la vida de los españoles que pagan, y mucho, por ese servicio.
Merece la pena recordar como dejó en evidencia al Presidente recriminándole que no se puede estar 1 hora y 40 minutos leyendo folios y folios interminables, como dijo él, para dar lecciones de cosas que nadie le había pedido. O como increpó a la izquierda que siempre estaba hablando del antifranquismo pero que, sin embargo, en la época de Franco, vegetaban y vivían lo mejor posible.
En definitiva, aunque los voceros mediáticos publiquen otra cosa, la Moción de Censura contra Sánchez ha sido un ejemplo para la mayoría de españoles que han sido conscientes de todo lo que está mal en la sede de la soberanía nacional. Ya está bien de que los de siempre (PP-PSOE) digan cómo y cuándo se tienen que hacer las cosas.
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(*) Diputado Nacional de VOX por Segovia.
