Mira tú. Hay ocasiones (días) en las que no consigues esbozar una sonrisa ni con un monólogo de Tip y Coll y otros, por el contrario, que donde menos lo esperas encuentras una ocasión para quitarte de encima ‘el triste paso de los días’ y hasta llegar a pensar, sin pasarte hermano, que, ‘tó er mundo e gueno’.
Pues eso. Que ‘paseando en soledad/por la ribera del Eresma’, hete aquí que de mañana me encuentro junto al puente de La Moneda, con sus patas en el agua, a una garza. Figura esterilizada, cuello interminable, bien pudiera semejar un ave del paraíso. Sin mover una pluma miraba fijamente a los/las, pocos/pocas que pasaban por el lugar. Daba la impresión de ser la protagonista de una película acabada de salir del gabinete de maquillaje. Tan natural, altiva y señorial ella. Todo un espectáculo.
Unos metros ‘pa bajo’, frente al cubo con balcón donde dice la historia que pescaban –a caña- los reyes y/o la familia, justo bajo la imponente figura del Alcázar, vislumbro un pequeño visón (1) ¡Un visón! (porque no creo que fuera una nutria), sacaba su cabeza del agua junto a la orilla en ese momento y ambos nos miramos. Yo incrédulo -a él no le pregunté-, y durante unos segundos estuvimos cara a cara. El no se movió de la orilla del río y yo marché.
¿Cómo llegó allí? ¿Estaba con o sin familia? ¿Habría viajado a bordo de la riada de días anteriores? ¡Y yo qué sé! Lo único que puedo hacer es quedar con él (si es que quiere) y transmitir las preguntas.
Tan contento de haber visto lo que vi me crucé unos metros más lejos con Luis Cuesta, ‘feliz año/igualmente’. Él corría -todavía puede-; andaba yo. Es lo que hay. Poco después de pasar junto al puente de madera –el que nació de las buenas ideas de Leopoldo Yoldi-, junto a unas zarzas, arrebujado y empequeñecido, un conejo intentaba pasar desapercibido. Me paré y nos miramos hasta que él se marchó dando saltos hacía la orilla del cauce. De estos hay muchos por la zona. La sorpresa por ello es mucho menor.
Tres momentos. Tres instantes en el mismo día inhabituales para mí, aun recorriendo este itinerario con normalidad. Qué fácil, pensé después, es encontrar la ocasión para que aflore una sonrisa.
¡Qué mañana más bonita!
Posdata. Qué lástima que mi teléfono no dispusiera de cámara para inmortalizarlos. Todo no me iba a salir bien ¡Cómo recuerdo en estos casos a José Mª Heredero Arribas, el más grande entre los grandes, siempre con su cámara al hombro! El escenario descrito estaba a pocos pasos del lugar donde nacimos y habitamos, en San Marcos.
Cambio in itinere con la finalidad de informar, salvo que alguien se oponga –que no sería de extrañar-, que desde hace unas horas el cambio de año ya ha subido su ‘precio’. Se mantuvo fijo durante 2022 y ahora –aprobado, creo, en Consejo de Ministros-, pasa a ser 2023 (IVA incluido). En principio, el referido IVA se mantendrá durante 365 días. Pero todo dependerá del cambio… de moneda.
¡A la juerga! Pues que sepan que cuando se acabó 1899, con la finalidad de que no fuera ‘soso’ el final de siglo y comienzo del otro se organizaron en la ciudad dos banquetes populares. Uno, que admitía en sus ‘filas’ a ‘to el pueblo’, y otro que tenía ese carácter institucional con cierto ‘tufillo’ a ‘selectividad’. El primero estaba organizado por Segundo Gila, médico y periodista, José Rodao, maestro de escuela, escritor y periodista; y Rufino Cano, abogado y periodista. En la Plaza Mayor, Café Montañés, se reunió tanta gente que algunos se quedaron sin entrar. Precio de las tarjetas 6 pesetas. Horario de cita las 20:20.
El segundo de los banquetes/comida tuvo lugar en la misma fecha, día 1 de 1900. Los organizó el gobernador Víctor Ebro. Acudieron funcionarios de alto ‘copete’ a la Fonda ‘La Burgalesa’, también en la Plaza. Todos los asistentes habían recibido previa invitación.
En la primera despedida se acabó bailando ‘La Conga de Jalisco’; la segunda no había incluido música.
¡Sosooos!
=========
(1) Su hábitat se limita a unos 2.500 kilómetros cuadrados en Cantabria, País Vasco, Navarra, La Rioja y Burgos. La población española y la del suroeste de Francia se han convertido en auténticos baluartes de esta especie. Está incluida en el catálogo de especies amenazadas y «en peligro de extinción». Generalmente no vive más allá de los 600 metros de altitud.
