Hoy los emprendedores, esa masa de autónomos al que todos los gobiernos ensalzan como ejemplo y sustento de la economía española, y a quienes el bipartidismo se dirige en gran parte de sus campañas pidiendo el voto por sus promesas, por cierto, siempre incumplidas, están siendo demonizados y maltratados por este Gobierno.
Sánchez los ha convertido, por su desatención, en una masa de personas plegadas a los intereses de terceros, de forma que el mercado laboral no disminuya, convirtiéndolos en individuos competitivos para subsistir, casi sin vida familiar, jornadas maratonianas, en la mayoría de los casos superan las 14 horas diarias, sin vacaciones, sin descanso regular por depender del trabajo en cualquier día y hora, y ahora coartados de la libertad de poder elegir su base de cotización.
Porque con el nuevo cambio de cotización de los autónomos, la izquierda vuelva a impulsar una medida sectaria que provoca una pérdida de libertad del autónomo de elegir su propia cotización, pues su ADN es controlar y dirigir y lo que propone es obligar a los autónomos a cotizar como mande el poder.
Lógicamente la izquierda no piensa que los trabajadores autónomos prefieran cotizar menos y organizarse por su cuenta. No. Prefiere que no sean libres fuera del Estado. Los quiere dentro. A la fuerza. Por su bien, porque parece que no se les puede dejar solos.
La realidad es que hoy ser autónomo es una heroicidad, una entelequia, una odisea.
Actualemente están dados de alta en régimen por cuenta propia unos 3,3 millones de autónomos, de los que 2 millones lo son propiamente dichos como personas físicas. De todos ellos el 35% son mujeres y el 65% hombres.
He sido autónomo desde los 26 años, es decir, más de 20 años, y sé perfectamente lo que es levantar la persiana cada mañana para ir a trabajar, incluido fines de semana. Pues bien, hoy el autónomo es el paganini del Gobierno, porque sabe que el autónomo es incansable, es incombustible y luchará hasta la extenuación las horas que sean necesarias para llevar el pan a su casa.
Además, cada medida impulsada por este Gobierno de la ruina perjudicará al autónomo, que no le quedará más remedio que asumirla, porque por no poder, no puede ni manifestarse, porque día que no trabaja, día que no come. Pero esto empieza a ser insostenible.
Sin ir más lejos, el otro día charlaba con una mujer autónoma del transporte, concretamente del taxi, y me decía que no podía más. Que su situación era límite y que no aguantaba más. De hecho, es la siguiente: mujer de 55 años, separada, con dos hijos en la Universidad, con hipoteca y con la licencia del taxi. Pues bien, desde antes de la pandemia a día de hoy, la hipoteca por la subida del Euribor le había supuesto 200,00 €; el coste de la gasolina (diésel en este caso) 400,00 € más al mes; la luz en su casa de pagar 80,00 € le había subido a 200,00 € porque tenía además calefactores eléctricos; la cesta de la compra mensual un 15%; la subida de la cuota de autónomos de 2023 la espera temblando y, por último, el coste de la universidad de sus hijos, ya que por rendimientos no recibía ayudas. En total, me dijo más de 1.000,00 € de coste mensual que había tenido que asumir y que pasaba 16 horas diarias en el taxi, con unos dolores de espalada horribles.
Mientras esto sucede el Gobierno ha subido la 54 veces los impuestos, recauda 28.000 millones más hasta septiembre, y sigue exprimiendo a los autónomos y a la clase media trabajadora con el único fin de acabar con ellos y crear seres dependientes para perpetuarse en el poder.
¡¡Impidámoslo!!
