Ya conocemos lo que el Gobierno quiere hacer con los Planes de Enseñanza. Ingeniería social. El pasado martes aprobó el nuevo currículo de la ESO. Lo primero que enciende las alarmas es que desaparece la enseñanza cronológica de la Historia, se desvanece como asignatura la Filosofía y se abre la puerta a un arcano. Por tal imagina uno que serán las “Matemáticas inclusivas” a impartir con “sentido socio afectivo.”
Para que nada falte en este proyecto de ingeniería social orientado a disminuir la exigencia de esfuerzo a los alumnos, se rebaja el papel de la memoria en el aprendizaje. Supuestamente ,un “enfoque potencial menos memorístico” favorecerá un aprendizaje aplicado y cercano a la vida cotidiana de los niños. Quienes persiguen crear un marco mental determinado abaratando el conocimiento lo que conseguirán será lo contrario: empobrecer culturalmente a quienes dicen querer ayudar.
Nuestros gobernantes actuales que parece que han tomado en préstamo las tesis indigenistas acerca de lo que fue la llegada de los europeos a América pretenden cancelar la Historia como tal. Para no incurrir en “enfoques academicistas”, a los alumnos no se les explicará lo que fue la Conquista de América o el significado en términos históricos de la unión de los Reinos de Castilla y Aragón o la Revolución Francesa.
El decreto reemplaza estos conocimientos por “bloques temáticos”. Por ejemplo: “Marginación, segregación control y sumisión en la historia de la humanidad”. En todo esto los más perjudicados serán los alumnos de las clases más modestas. ¿Por qué? Pues porque la enseñanza pública -colegio, instituto, Universidad- es el ascensor social de las clases menos favorecidas económicamente. Sí la calidad de las enseñanzas es deficiente porque los maestros, los profesores, atienden currículos diseñados para rebajar el esfuerzo de los alumnos, quienes pierden son los alumnos”. Vamos mal. Por decirlo en corto: a velocidad de crucero hacia el suicidio cultural.
