En la búsqueda de un candidato adecuado para liderar un partido, dentro de las cualidades que debe tener, deben estar entre otras la credibilidad, la honestidad y la responsabilidad, tres de las cualidades de las que Sánchez carece.
Sánchez llegó a la Presidencia del Gobierno tras una moción de censura a Rajoy en junio de 2018, y lo fue con el peor resultado de la historia de la democracia del PSOE, que en las elecciones de 2016 obtuvo 85 escaños.
Fue el inicio de la pesadilla que actualmente vivimos todos los españoles y que pudo haberse evitado, quizás, si Mariano Rajoy hubiera disuelto las Cortes y convocado elecciones en vez entregar a Sánchez el Gobierno. Puede ser, solo puede ser, que la abstención del PSOE aquel octubre de 2016 para que Rajoy fuera presidente (excepto 15 díscolos del PSOE) fuera la moneda de cambio a pagar y salvar un honor del expresidente (Rajoy) que estaba en entredicho tras destaparse la corrupción del caso Gürtel y de los llamados ‘papeles de Bárcenas’.
Sánchez había llegado a la Secretaría General del PSOE después de unas primarias en las que había obtenido el 50% de los votos frente a Susana Díaz y Patxi López.
Quizás y solo quizás, el hecho de aquella imagen de Sánchez recorriendo en su Peugeot 407 todos los rincones de España, antes de las primarias, provocó mayor peso en la decisión final que aquel más que posible “pucherazo” del ignominioso momento de la urna de Ferraz.
La urna de Ferraz en plena caída de Sánchez fue una muestra de hasta que extremos estaba dispuesto a llegar por no perder la secretaría general socialista.
Hoy es el peor presidente de la democracia española, cuya obsesión por el poder le ha llevado a traicionar a sus votantes y a todos los españoles.
La situación alarmante que vive España está provocando que miles de familias se vean asfixiadas por la subida de precios y de impuestos, donde nuestra industria y nuestras empresas se enfrentan cada día a una burocracia implacable, y nuestros agricultores, ganaderos, pescadores y transportistas denuncian en las calles a un Gobierno que solo está preocupado por protegerse a sí mismo.
Sánchez es responsable de la implacable subida de precios y del desabastecimiento que España empieza a sufrir. Es más, ha perdido toda credibilidad, carece de toda honestidad y es un irresponsable.
Su obsesión por mantenerse en el colchón de la Moncloa, sus viajes en Falcón, sus decisiones unilaterales como la cesión ante Marruecos por el Sáhara, sus inefables pactos con comunistas, separatistas, independentistas y el partido de Otegui, y su incapacidad de tomar decisiones firmes en interés de los españoles deben provocar su dimisión en bloque de él y de todo el Gobierno, y dejar paso a uno nuevo que tenga plan para los españoles.
Nelson Mandela llegó a decir sobre la figura de un líder que “saber abandonar una idea o renunciar a ella es una gran prueba para un buen líder”. Poco después se retiró.
Sánchez, dimite por el bien de los españoles.
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(*) Diputado de Vox por Segovia.
