Señor director:
Posiblemente, si comentamos que ha fallecido María Cruz Gutiérrez Torrego este nombre no diga nada. Si hablamos de que ha fallecido Mari Cruz, la matrona, a muchas personas sí les resultará familiar la persona. Nos ha dejado recientemente, con un poso de pena y tristeza irremediable. Mari Cruz, la matrona, ha sido de estas personas que impactan en la vida por su buen hacer, por su honestidad y por el cariño que trasmitía. Múltiples son las mujeres a las que ha ayudado en momento tan preciosos como un embarazo o un parto. Era una delicia escucharla en sus clases de preparación al parto y en la atención al mismo. Sus palabras, que todos la recordábamos, “siga, siga”, durante tan importante situación, perdurarán para siempre en nuestros corazones.
En los tiempos presentes de aumento de visibilidad de la mujer, Mari Cruz, la matrona, fue una adelantada a su tiempo. Como profesional fue seria, rigurosa y honesta, con una dedicación absoluta a su trabajo y con un bienhacer que trasmitía a todos los que con ella trabajábamos. Era discreta y humilde. Su frase favorita cuando la preguntabas por cuestiones profesionales era: yo no sé nada, solo soy una matrona. Pero sabía, y mucho. Con las pacientes se volcaba y vivía los partos como algo propio, trasmitiendo una tranquilidad y seguridad fundamentales para el buen desarrollo del proceso.
Mari Cruz, la matrona, supo luchar en lo personal y profesional con múltiples problemas que nunca la superaron aun cuando, sin duda, todos sabíamos que la preocupaban. Fue un ejemplo de resistencia y de resiliencia porque no se dejó vencer por las múltiples dificultades que la vida le puso pero sin expresar una queja.
Se ha ido una gran profesional, una magnífica compañera y, sobre todo, una bellísima persona.
A Mari Cruz, la matrona, nunca la olvidaremos.
Ricardo Santamaría Lozano, ginecólogo jubilado
