Estados Unidos está embarcado en una ofensiva diplomática en Oriente Medio que recuerda a una parecida llevada a cabo durante la era de Jimmy Carter y que condujo a la firma de la paz entre Egipto e Israel, pero expertos árabes creen que, en esta ocasión, los resultados no serán tan sorprendentes.
Estos días se encuentra en la región el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, que ya ha visitado Israel y Jordania y ayer estaba en Iraq, y el enviado especial de la Casa Blanca para la zona, George Mitchell, que ha viajado a Siria, Israel, Egipto y Cisjordania. «Creo que la ferviente campaña diplomática actual puede ser comparada con la era del entonces presidente de EEUU, Jimmy Carter, a finales de los 70», afirmó Emad Gad, encargado de la Unidad de Israel del Centro Al Ahram para Estudios Políticos y Estratégicos, con sede en El Cairo.
Esa campaña, recordó Gad, condujo a la firma de los acuerdos de Camp David, en 1978, y del tratado de paz entre Egipto e Israel, suscrito en 1979 por el entonces dirigente egipcio, Anuar el Sadat, y el primer ministro hebreo, Menachen Begin. «Parece que la actual Administración de EEUU está preparada para hacer responsable a cualquier parte, inclusive Israel, por cualquier fallo en los intentos por avanzar hacia una solución completa para Oriente Medio», agregó Gad.
Según Mohammed al Joli, un experto árabe, la actual campaña diplomática de EEUU intenta desmantelar la herencia del gobernante anterior, George W. Bush, que llegó a generar graves daños en los vínculos entre su país y el mundo islámico. «Creo que el objetivo es desmantelar la agenda de Bush en la región, como primer paso para resucitar el informe sobre Oriente Medio de James Baker-Hamilton, que recomendaba un diálogo entre los poderes influyentes en la región, principalmente Siria», comentó Al Joly.
Ese ha sido, precisamente, uno de los temas en los que ha insistido Mitchell durante su visita a Damasco, donde pidió pasos concretos para recuperar el diálogo indirecto entre Israel y Siria, suspendido desde comienzos de año.
En El Cairo, Mitchell también habló en la necesidad de que los países árabes progresen hacia la normalización de sus relaciones con Israel, algo que solo han cumplido Egipto y Jordania.
La ofensiva diplomática se produce casi dos meses después de que Obama, en un discurso en El Cairo, pidiera una «nueva era» en las relaciones entre EEUU y el mundo islámico.
El presidente norteamericano, en un mensaje que parecía más destinado a curar viejas heridas que a anunciar pasos concretos para la paz, ya anticipó que se volcaría en este proceso, y las visitas de Gates y de Mitchell son las más importantes en esa línea.
Pero Al Joly afirmó que cualquier avance requiere reciprocidad entre árabes (principalmente los palestinos) e Israel, lo que considera difícil porque en Jerusalén hay un Gobierno conservador.
Las posiciones del primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, se han convertido en uno de los principales obstáculos para progresar hacia la paz, según Jihad Oude, profesor de Ciencias Políticas y dirigente del partido gobernante egipcio.
«Oriente Medio está todavía dominado por fuerzas derechistas, que no parecen dispuestas a dar concesiones en favor de la paz», apuntó Qude, refiriéndose a la Administración de Netanyahu. Por ello, añadió, los resultados de esta campaña dependen «de cuánto puede presionar a Israel Obama para que responda positivamente a estos esfuerzos».
