Señora directora:
Estimados y estimadas jefes de Gobierno, presidentes autonómicos y consejeros provinciales:
Mi nombre es Alberto, tengo 21 años, estudio segundo de grado superior de Gestión Forestal y del Medio Natural y sobre todo, soy pescador.
Redacto este escrito para todo aquel que tenga tiempo de leerlo o que quiera hacerlo, porque en estos días creo que tiempo tenemos la mayoría.
Soy pescador desde hace diez años, he ido aprendiendo de forma autodidacta hasta el punto de sentir verdadera pasión y amor por la pesca. La pesca para mí lo es todo, una manera de desconectar del mundo y conectar con lo que realmente importa y que muchas veces olvidamos, la naturaleza.
Como toda la población, llevo desde el 14 de marzo sin salir de mi casa más que para comprar el pan y tirar la basura. Estoy viendo cómo parece que mejora la situación y se aplican y se plantean medidas de cara a un desconfinamiento progresivo: permitir los paseos a niños menores de 14 años, permitir hacer deporte en solitario o pasear en familia, permitir la caza con ciertas restricciones etc.
Entrando en materia, la finalidad de este escrito no es otra que implorar que se permita pescar de manera recreativa de nuevo, ya que entiendo que es una actividad que conlleva entre pocos y nulos peligros para una posible propagación del virus.
La pesca generalmente, es una actividad individual, practicada al aire libre y con más que escaso contacto con otras personas. Es además un deporte que deleita con paz interior infinita a sus practicantes, ofrece una oportunidad de desconexión única y despierta una pasión que solo los pescadores entendemos. Económicamente hablando además, supone unos ingresos constantes a las arcas del estado en concepto de licencias y permisos.
Comprendo perfectamente la delicada situación con la que tanto el Gobierno central como las autonomías tienen que lidiar, una situación completamente nueva, llena de peligros e incertidumbre. Es por eso por lo que propongo humildemente desde mi posición de conocimientos médico-científicos nulos, una reactivación de la actividad piscícola fluvial recreativa, manteniendo las medidas de prevención y salud repetidas durante estos días: mantener un distanciamiento social preventivo, evitar aglomeraciones, cuidar la higiene en especial etc.
Vuelvo a reiterar, y espero no ser calificado de pesado, que la pesca si bien puede entrañar algún peligro para la propagación del Covid-19, este es más que escaso por las características ya mencionadas que la pesca atañe.
Además, la pesca no es practicada por la totalidad de la población por lo que el desconfinamiento propuesto solo afectaría a un colectivo en concreto, limitando así el número de personas que puedan pescar.
Propongo también, que con el fin de evitar la picaresca, se permitiese tan solo pescar y sacarse la licencia durante el decretado estado de alarma, a aquellos pescadores que la tengan en vigor o a aquellos que ya la tenían la temporada pasada, cerciorándose así de que las personas que se beneficien de esta medida de descofinamiento sean verdaderos pescadores, y no personas que se han sacado la licencia con el pretexto de poder darse un paseo por el río o pantano.
Dicho lo cual, es ahora cuando pido por favor, que al menos se contemplen las medidas humildemente propuestas, e imploro de rodillas, y no por ello se me caen los anillos, que se apele al sentido común, a la solidaridad y al buen hacer de nuestros gobernantes, con el fin de reabrir la temporada de pesca y aliviar de ese modo a un porcentaje de la población que se está viendo privada de practicar su pasión, que no es otra que la pesca. No pedimos otra cosa que no sea que nos permitan coger nuestras cañas y disfrutar de una jornada al aire libre, con nuestros aparejos y nuestra alma brillando de nuevo, ya que un pedacito de ella muere a cada día que no mojamos los cebos.
Desde Segovia, a 26 de Abril de 2020, en el cuadragésimo tercer día de confinamiento.
Alberto Álvarez Enciso
