La verdad es que no hay día en que la ciudadanía no nos llevemos una sorpresa o surja el estupor por algunas actuaciones institucionales o privadas que no acertamos a comprender bien aplicando el sentido común por encima de otras connotaciones de mayor calado no siempre bien explicadas.
Así ocurre estos días con la decisión del Ayuntamiento que preside Clara Luquero a través de la concejala de Urbanismo y Patrimonio Histórico, Clara Martín, que ha afirmado la intención de no concurrir a la convocatoria de ayudas del programa 1’5 Cultural del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para financiar trabajos de conservación o enriquecimiento (no mercantil, sino de mejor ornato) de bienes inmuebles del Patrimonio Histórico Español (cuyo catálogo y variedad viene a ser inmenso en el abanico de actuaciones) con una dotación nada desdeñable de 61 millones de euros para el 2020 y 2021 dentro del Presupuesto de Gastos de la Dirección General de Arquitectura, Vivienda y Suelo (incluso el vuelo, suponemos).
Y es en este sentido donde surge la sorpresa en cuanto a que Segovia ha decidido no acudirá esa convocatoria alegando algo tan peregrino como que intuye el Ayuntamiento que sería poco probable que dos años seguidos nos viéramos favorecidos con tales subvenciones toda vez que ya recibimos el año pasado una adjudicación dineraria para la intervención en una parte de la muralla (adjudicación por cierto que no sabemos si se hará efectiva dado que el proyecto se estimó con recelo y se devolvió para la subsanación de errores.
Así las cosas cabe pensar en un excesivo pesimismo y, por el contrario, estima “La calle” que frente a eso no sólo habría que concurrir a esa convocatoria con algunos proyectos “de conservación y enriquecimiento de nuestro patrimonio” sino hacer frente con ello a la preocupante degradación que padece. No sólo deben estar amparados nuestros bienes por la necesidad urgente de intervención para evitar la ruina de elementos concretos sino por la calificación de Segovia como “Ciudad Patrimonio de la Humanidad” con lo que el tejido a preservar es aún mayor. Creo yo. Y en ese sentido y ante la escasez de recursos de que disponemos para estos fines (como siempre hemos oído decir), es de cajón que cualquier opción que se nos brinde para poder aliviar el presupuesto debe no sólo ser bien venida sino inmediatamente planteada. Máxime teniendo en cuenta que la convocatoria que ningunea el Ayuntamiento no se refiere a su foco en personas o entidades públicas o privadas sin ánimo de lucro que ostenten la titularidad de un inmueble y precisamente no exclusivamente locales –asi se debería interpretar- sino provinciales, cuyos Ayuntamientos tutela la Diputación, que también tendría algo que decir. Supongo.
Pero el gran meollo de la cuestión descansa en que –al menos así lo cree “La calle”- Segovia no tiene disponibles como debería ser de obligada percepción ante tanto Plan Estratégico (y por tanto superespecificadas las propuestas a ejecutar) un buen número de proyectos a punto para que una vez presentada la ocasión no hubiera que esperar ni cinco minutos para elevarlos a cualquier ayuda o subvención que lo apoyara. Decir, como dice la concejala de Urbanismo y Patrimonio, que a cambio de no acudir este año a las ayudas del 1`5 cultural “en la concejalía estamos trabajando para armar un proyecto importante y presentarlo con garantías de éxito en la siguiente convocatoria, en un plazo de dos años”, parece, cuando menos , una perogrullada.
Mientras tanto, ahí están esperando las intervenciones que puedan revitalizar su decadencia las iglesias de San Millán, San Esteban,la Trinidad, San Justo, el Torreón de Hercules, la iglesia del Cristo, la vieja estación de Renfe, el teatro Cervantes (que aunque parece que va en buena línea es de suponer que falte mucho por financiar pese a la asignación comprometida), la Judería, las Canongías, el denigrante espectáculo del cableado aéreo (del que tanto se queja mi amigo Pablo M.Cantalejo), el propio arbolado y alamedas de la Ciudad, y tantos otros puntos acogidos a la declaración genérica de “Conjuntos declarados patrimonio de la Humanidad” como es la ciudad antigua en su totalidad desde 1985. Y no hace falta ceñirse rigurosamente a los calificados BIC, recordando cuanto decía en su dia el entonces Director General de Patrimonio, Enrique Saiz: “la mera incoación de un bien supone la aplicación inmediata y provisional del régimen de protección previsto para los bienes ya declarados”.
Pero por si todo esto fuera poco, la Institución Hispania Nostra (ángel tutelar del patrimonio arquitectónico) acaba de alertar –una vez más- sobre la importante degradación y ruina de edificios y monumentos segovianos en trance de desaparecer, con lo que se asestaría un duro golpe a nuestro patrimonio impulsado no sólo por el paso del tiempo sino muchas veces por la desidia, la indiferencia y la pasividad (cuando no la ignorancia) por el legado que recibimos. Y ponía como ejemplo monumentos como el Palacio de Valsaín, el Convento de la Hoz (en Sebúlcor) o el Palacio de los Contreras (en Laguna de Contreras) etc.. “La “lista roja” del Patrimonio –decía Hispania Nostra- recoge aquellos elementos del Patrimonio Histórico Español que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores”.
Asi es que ¡aplíquense!
