Ser de unos o de otros, como las caras de un dado, de sacar desde dentro todo lo que he contado, más de soñar despierto, que con ojos cerrados.
Un síndrome de Fausto que aún no han detectado, perdido entre los libros, sin sacar nada claro , tener un día bueno, y otro no tan malo, Síndrome de París, y amar su arte urbano.
Abrir tu pensamiento en estos días malos, viendo cómo de todo se culpa al extraño, que no llega a estas tierras por haberlo soñado, que huye de una guerra, que otros han provocado.
Su Síndrome de Ulises, es porque ha abandonado, todo lo que tenía, todo lo que ha soñado, el ver su casa en ruinas, su mundo destrozado, ni ves, ni quieres ver, lo que ellos han pasado, El tuyo, de Epimeteo, parece interesado.
Buscando mi memoria, espero no perderme, dos vasos en la mesa, el Mnemone y el Lete, mezclar los dos en uno, no creo en la suerte, si me olvido de alguien, que lea esto y me encuentre. Si alguna vez nos vemos, si alguna vez nos vamos, si alguna vez venimos, igual nos encontramos, si alguna vez me he ido, cuántas me habré quedado. Con Síndrome de Stendhal, mi condena es el arte, aprendí del turismo que siempre ilusionarme, no es vivir de ilusiones, es volver a buscarme, en un laboratorio o en medio de cualquier parte.
