Finalizados los Juegos Escolares, tan añorados por muchos, la transformación del deporte fue total. Las normas de organización cambian, se crean clubs por doquier para poder participar en las distintas modalidades que aportaran jugadores/as a las nuevas competiciones. La diligencia de fichas y arbitrajes, que antes corrían por cuenta de la organización hasta las fases de Sector o Nacional, (viajes y alojamiento que no ocasionaban gasto alguno), ahora son por cuenta de los clubs.
Sabido es que el cambio comienza de una manera tranquila, hasta consolidar la nueva estructura. Se crea el Consejo Superior del Deporte, y las Federaciones Nacionales, Regionales y Provinciales, se hacen cargo de todas las categorías. En un segundo paso las Federaciones Provinciales pasan a ser Delegaciones, para tramitar y poder jugar la fase Local. De tres selecciones que estaban funcionando, se pasa a un sinfín de ellas, y me estoy refiriendo al futbol, aunque seguro que los demás deportes seguirán igual o parecido camino: Sub,15,16,17,18,19, 21, absoluta, aficionados, Europeos, Mundiales, Olimpiadas, Selecciones UEFA…
Tanta actividad lleva consigo, que se tengan que preparar, no solo unos cuadros de técnicos y jugadores que compongan las selecciones, sino también una serie de directivos que acompañen a las mismas, bien sean del Organismo Central o de las Federaciones Regionales. ¿Y quiénes son los elegidos para acompañar a estas selecciones, con viajes y alojamientos pagados, más dietas y algún regalo para la señora? Las personas de confianza de la cúpula de las federaciones.
El que haya elecciones cada cierto tiempo trae consigo que el presidente parta con una gran ventaja, ya que la mayoría de votos los tiene asegurados con estos estómagos agradecidos. Ver un diario deportivo en verano da idea de la actividad (vacaciones pagadas para algunos) de estas selecciones. Curioso oírle decir desde China al presidente de la Liga Nacional de Futbol Sala, señor Lozano, tras la final de la Copa del Mundo, que «después de diez años en esto, qué vas a contarme a mí que no haya visto?».
¿Y si se impusiera un máximo de dos tres legislaturas al frente de una federación, dar un un agradecimiento a su ‘gran gestión’, un pin y mandarle a su casa?
