Juventud y talento van de la mano en el cuellarano Miguel Pérez, que además de seguir abrazando el spray sigue dedicando horas y ganas al lápiz y al carboncillo. Las paredes dan paso al papel y a una muestra que expone en el Espacio Joven de Valladolid.
Se trata de 20 dibujos realizados en esta técnica y en diferentes dimensiones, desde el A4 al 100×70. La muestra se divide en dos partes con un hilo conductor; la primera está más conectada con el mundo de la ilustración y del tatuaje, compuesta por dibujos de animales, insectos espectaculares que van desde el pequeño formato y que salen de su imaginación mediante hibridación o la transformación de la complexión de sus cuerpos. Así lo explica, enlazado a una segunda parte más compleja. Esta contiene las obras de mayor tamaño: escenas surrealistas en su totalidad y llenas de significado. “Son obras que, en algunos casos, representan temas tan dispares como la problemática del cambio climático, el sentimiento del vacío existencial o la presencia de un futuro lejano en el que los únicos seres vivos en la tierra son los insectos”, señala.
Miguel bebe de grandes de la pintura como Dalí y el movimiento surrealista; esto nutre la mayoría de sus obras, aunque esa influencia solo es parte de todo lo que crea en su cabeza y sale a través de sus manos. Realizar estas obras le ha llevado tiempo -solo hay que contemplarlas d eun vistazo para corroborarlo-, pero calcula meses desde noviembre. Los de mayor tamaño los ha realizado en un mes cada uno, mientras que los menores, “no bajan de 60 horas cada uno”. Queda claro, para aquellos que aún dudan de cómo valorar el arte, que el tiempo y las ideas son difíciles de transformar en dinero, pero fáciles en pasión, dedicación y espíritu. El arte ha sido su estudio y ahora, poco a poco, se convierte en su profesión, abriéndose paso con una obra que no deja indiferente a nadie.
SIGUIENTE RETO Miguel Pérez expone en Valladolid y ya lo hizo en Cuéllar hace varios veranos. Quiere volver a hacerlo en su tierra y llenar un espacio como Tenerías, donde le encantaría exponer, como afirma, pero aún tiene que seguir moviendo obra por espacios pequeños y contar con más cantidad. Más piezas y nuevas técnicas llegarán a llenar esa sala. Pretende dejar de lado un tiempo el carboncillo y el lápiz para empezar a meter color a sus dibujos.
El joven cuellarano, que ya ha demostrado sus inquietudes, no cesa de crear y proponerse nuevos retos, dar pasos para su evolución. A este ritmo , lo que es seguro es que el espacio de Tenerías se le quedará pequeño.
