Cuando por las páginas de este Diario tuve noticia de la instalación de la estatua de un diablillo dando vista al Acueducto, no imaginé que iba a ser objeto de tan diversa y hasta áspera diatriba, pues, pensé, que, a unos gustaría, otros lo verían impasible el ademán, y para otros sería más bien desagradable, que en esta vida, en la que ya nuestro monarca Enrique IV decía en su lema “agridulce es reinar”, y el poeta Ramón Campoamor definió la variedad de opinión con su poema “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, que todo es según el color del cristal con que se mira”, tanto que escribí un artículo con el explicativo titular de “Un diablillo de mentirijilla” pues no llegué a pensar más que en el matiz estético, y nunca en tema favorable o no para el gremio de comerciantes, y menos en cuestiones de moral o religiosidad, que no lo vi como ara de devoción al maligno, sino como mero ornato urbano, y materialización de una simpática leyenda, como pudiera ser un placa que, a la vera del monumento resumiera la simpática leyenda de su diabólica construcción, que, por ello la estatuilla porta en sus manos un sillar, el que no pudo colocar antes del canto del gallo, y por el que falló el “diabólico” pacto que argumenta la leyenda.
El gracioso niño del anuncio que habla al pollito haciéndole ver que la ha liado, mirando a la futura estatuilla del “Maligno”, le echaría en cara “diablillo, la que estás liando”…
Como muestra de división de opiniones, la que sería posible encauzamiento de turistas que, por escasa existencia de este marginal personaje, vendrían a verla, ha dado pie, lo está dando, para toda suerte de opiniones y hasta de ácidas “impugnaciones”. Tampoco creo que llame tanto la atención como para desviar el cauce turístico.
No caí en cuenta de lo que la ubicación del diablillo podría suponer para mayor auge del comercio, pero parece ser que lo que supone de atracción para el eje urbano de San Juan Plaza Mayor, lo es de menor tráfico turístico para el comercio de Calle Real Plaza Mayor, aunque supongo que el regreso al Azoguejo lo harán por diferente recorrido, como es pensable en cualquier visitante ávido de patear el mayor plano urbano posible.
Tampoco preví la opción de considerarlo objeto de culto, matiz que anda dando más juego del imaginable, que hasta se están recogiendo firmas, y ya superan las 3.000, para que la imagen del “maligno” no se erija, postura que me pareció exagerada, aunque viendo la orquestada persecución que gobierno y administración está desatando contra la religión y los sentimientos católicos todo pueda pensarse, que con pretexto de libertad de expresión se despenaliza la ofensa contra Dios y su Iglesia, haciendo normal que un cómico que se hace llamar Willy Toledo derrame su diarrea verbal y rencorosa contra los sentimientos religiosos católicos, que de otros no se atreve este valiente diarreico estomaco mental, y que alardea de “cagarse en Dios y su Madre, y quedarle mierda para cagarse en los misterios de la virginidad de María”, o se pretende retirar la enseñanza religiosa, libertad religiosa y libertad de elección educativa, cuando tanto se cacarean las libertades, o se intenta quitar a la Iglesia patrimonio inmobiliario de consuetudinaria propiedad eclesial, dedicado al culto, auténtica nueva desamortización eclesial, o se blasfema en medios e instituciones oficiales, se retiran crucifijos y derriban cruces, viendo todo esto, digo, que no sería exagerado pensar en nuevo zarpazo a Iglesia y católicos…, libertad de expresión que, sin embargo, no admitirá enumerar como obra franquista los 180 pantanos, las universidades laborales, la Seguridad Social, promoción de vivienda, repoblación forestal, flota pesquera, construcción de buques, superficie de riego…, vamos, libertad de expresión, pero con sordina.
Como no creo que retirar la imagen de la Vírgen que durante cinco siglos la han mantenido bendiciendo a la ciudad desde su trono en la hornacina del Azoguejo, obedezca más que al manifestado propósito de su restauración y exposición en el Museo de Segovia, colocando, en la hornacina que hoy ocupa, una idéntica copia, proyecto que “seguiré con interés”, y quiero creer, aunque esto me cueste más, en la palabra de responsables municipales de cultura, que el intento de retirar, casi con alevosía y nocturnidad, la valiosa placa cerámica que en el antiguo templo de San Facundo, en el que tuvo origen el hecho y leyenda del sacrilegio y milagro del Corpus, y posterior instauración de las tradicionales y singulares Catorcenas, solo se debió al propósito de su restauración y cuidados, cuidados paliativos que ya pueden darse colocando una protección de metacrilato que la preserve de inclemencias del tiempo y de agresiones gamberras, sigo manteniendo mi creencia en el sólo propósito de dotar a la ciudad de una nueva estatua, adorno siempre positivo, de un diablillo que evoque y propicie la narración de la bonita leyenda segoviana, de una de tantas que nuestra tierra, ciudad y provincia, conserva, como añadidura cultural a su paisaje y paisanaje, en este caso un plus de atractivo para nuestra emblemática Puente Romana, que a nadie se le ocurrirá pensar en una nueva teoría de su auténtico origen histórico, con incierta fecha, periodo o emperador reinante, pero nunca dudando de su construcción romana.
Sin embargo considero innecesaria la gratuita agresión verbal, o manifestación de mal gusto que uno de los articulistas que en estas páginas han opinado, y que se declara “ateo contumaz”, que concluye su artículo “Meditación en torno a un diablejo presuntuoso”, y lo cierra con las despectivas palabras de que “Para asustar a los niños ya tenemos por ahí un fantasmón cargando con una cruz”, que entiendo se refiere al monumento a la Semana Santa segoviana, considerada de Interés Turístico Nacional, meritoria imagen de un cofrade portando la cruz, obra del prestigioso artista y profesor de arte, y galardonado medallista segoviano Gregorio Herrero.
De otra parte, cuando nuestro Consistorio tanto presume de democracia y de dar al pueblo posibilidad hasta de administrar ciertos remanentes económicos de proyectos incumplidos, “presupuestos participativos”, no me parece lo más propio, que ante tan prolífica expresión de opiniones, que muestran interés y división de pareceres, mayoritariamente contrarias, incluso con firmas de católicos que lo ven como culto al diablo, y queja del influyente gremio del comercio y la hostelería, en vez de someterlo a opinión pública, del pueblo que lo va a pagar, aunque la obra sea donada por su autor, y la colocación la sufrague un vecino, y a diario sufrir o disfrutar, se diga, como es habitual en este gobierno municipal, que “la estatua se pondrá sí o sí”, rotundidad de acción que se está dando en varios proyectos de la ciudad, como si los ciudadanos no tenemos voz ni voto, como es el caso de la innecesaria, carísima y de menos adecuada ubicación que la actual, pretendida, y ya empandillada, nueva Estación de Autobuses, cuando lo suyo es mantener en normales condiciones la actual, en la que tanto se lleva gastado, y la millonada que costará la duplicada e innecesaria, aunque supuestamente como aquí se lleva, vistosa y electoralista, otro megaproyecto, emplearlo en adecentar la mayoría de calles de deficiente pavimento y alguna principal con vergonzoso amasijo de cables aéreos por las fachadas, que recientemente he recordado y reconocido en calles de ciudades tailandesas, como tipismo nada encomiable.
Tampoco aplaudo que para coartar la libertad de opinión, esa tan cacareada por el PSOE gobernante, tan mal legislada como peor interpretada “libertad” con forma de embudo, se acuda a ridiculizar a la ciudadanía diciendo que Segovia saltó a la escena por “estar todo el día rezando el rosario”, cuando Segovia es cierto, y a mucha honra que es mayoritariamente católica, como lo demuestra su amor a la Patrona Vírgen de la Fuencisla, “que por Ella es lo que es”, pero fundada y equilibradamente practicantes, no ese agraviante “mea pilas”, de ser señalados por rezar todo el día el rosario, cuando por lo que cada día Segovia está en el “candelabro” es por cuasi diarias sentencias judiciales negativas para el concejo, o por obras faraónicas sin oficio, o por escándalos en el propio ejecutivo, o por obras chapuzas a la baja, con proliferación de “blandones”, o por devolución de ayudas no empleadas a tiempo, o por intereses de contratos incumplidos, o por alianzas electorales que amordazan la gobernanza, impidiendo realizar lo prometido, o por el caso de utilización de privilegios municipales “oficiales” en medio, lugar y tiempo no oficial y por persona ajena al puesto, o por adquisición de flota municipal de bicicletas, a las que se dotó de nombrecitos ecológicos y se alquilaban incluso con kit de picnic, y al poco tiempo desaparecieron…
Poco pintamos la ciudadanía, si aquí las cosas se hacen “sí o sí”…
¡Hay Mefistofelito, Mefistofelito, la que estás liando!.
