El Ayuntamiento de Otero de Herreros ha solicitado la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) del yacimiento del Cerro de Los Almadenes, en el que la Sociedad Española de Historia de la Arqueología lleva a cabo este verano su novena campaña de excavaciones. El alcalde de Otero, Meinardo Sanz, confirmaba ayer a esta Redacción la petición realizada a la Junta de Castilla y León, para dar un impulso a Los Almadenes, reconocido como el mayor yacimiento segoviano de cobre que se ha hallado en España de la época tardorromana.
Una treintena de arqueólogos y estudiantes trabajan desde primeros de este mes en Los Almadenes para ratificar que se trata de un yacimiento de grandes dimensiones de explotación de minerales, principalmente de cobre, en el que la producción se prolongó durante más de 2.000 años, con el momento más álgido en el siglo I. “La producción de cobre de esta zona es tan importante que marca la riqueza de Segovia. La razón última de la existencia de Segovia se encuentra también sobre todo en este Cerro”, explica el director técnico de las excavaciones, Mariano Ayarzagüena, quien considera que la “factoría” de Los Almadenes “era una oficina donde administraban los metales, no solo del centro, sino también de los alrededores, puesto que es la zona de producción más grande que se conoce. No se conoce nada igual, ni de época romana, ni visigoda, en cuanto a producción de cobre”.
Las excavaciones de las ocho campañas anteriores han permitido descubrir que la actividad minerometalúrgica se extendió durante miles de años. Las primeras campañas demostraron que la ocupación de Los Almadenes fue más amplia de lo que se creía, haciendo remontar su inicio a época prerromana. Aparecieron además distintos tipos de hornos —de tostación y de fundición— utilizados en época romana para la obtención de cobre. Los de tostación servían para eliminar los sulfuros y el agua del mineral previamente extraído; los de fundición se utilizaban en una segunda fase, para obtener cobre de calidad. La gran sorpresa se produjo en la campaña de 2013, al descubrirse, a escasa distancia de esos hornos, tres más, de una tipología diferente. En 2014, aparecieron dos más de estos últimos. Las posteriores dataciones por termoluminiscencia revelaron que estos cinco hornos fueron levantados en época visigoda, en los siglos V y VI. En 2015, la gran novedad fue encontrar cerámicas de época visigoda, de los siglos V y VI, en correlación con los últimos hornos aparecidos, mejor conservados que los romanos. En 2016, la novedad fue el hallazgo de fragmentos de cerámica que se podrían adscribir al mundo musulmán. Y el año pasado se descubrió una tercera hilera de hornos, que eran capaces de fundir hasta hierro.
Para esta campaña, que se extenderá hasta el 3 de agosto, los trabajos se centrarán en la investigación de los tres espacios hallados hasta el momento en el yacimiento. Por un lado, la zona de los hornos, con una superficie más amplia aún no delimitada, “que refleja que cuando estuvieran en producción tenía que ser impresionante ver todos los hornos funcionando”, afirma Ayarzagüena. También se trabaja en lo alto del Cerro, donde se ha encontrado un centro de producción y almacenaje muy grande con grandes espacios para que pasaran carros. Aquí excava otro grupo de arqueólogos comandados por el codirector del yacimiento, Jesús Salas. “Hemos decidido continuar en la parte superior del Cerro para ver si podíamos sacar alguna de las estructuras que ya apuntamos el año pasado, una serie de vanos y puertas, pero de momento lo que tenemos descubierto son unos restos de muros, de una construcción existente, que vienen a coincidir con los que tenemos en la parte sur, lo que cerraría por esta zona lo que es la plataforma del Cerro”, señala. Salas coincide con el director técnico en que lo hallado hasta ahora “da la idea de las dimensiones del yacimiento, porque la línea de comunicación viene desde El Escorial (Madrid) hasta Segovia, y las que van hacia Ávila se dominan desde aquí. No sólo es un yacimiento minero, sino que es un sitio estratégico de control de vías de comunicación y de paso”.
En la tercera zona de excavaciones del Cerro de Los Almadenes, se encuentra la también codirectora, Pilar San Clemente, que con otro grupo, trabajan en el hábitat de los trabajadores del yacimiento, descubierto en 2016. “En las progresivas excavaciones hemos encontrado dos estancias. Curiosamente están estucadas y nos revela que no se trata de un simple almacén, sino que se observa color. Pensamos que aquí no vivirían los trabajadores de la mina, sino alguien encargado de la administración, o en el caso de que fueran gestionadas por alguien del ejército, posiblemente algún cargo que viviera aquí y la gestionara”, afirma.
El yacimiento del Cerro de Los Almadenes todavía deparará en próximas excavaciones más hallazgos que lo confirmen como referencia nacional en cuanto a producción de cobre de la época tardorromana. Y para cada campaña, los arqueólogos agradecen la colaboración de la Junta de Castilla y León, del Ayuntamiento de Otero de Herreros, y de la Asociación de Otero, cuyo presidente Fernando de Pablos, acompaña cada verano a los arqueólogos en las excavaciones.
