Miles de manifestantes chinos seguidores del movimiento ‘Occupy Central’ mantienen sus protestas en las calles de Hong Kong pese a las presiones del Gobierno chino para disolver este movimiento y a las intervenciones de la Policía, que no dudó en utilizar gases lacrimógenos y de pimienta para dispersar a los congregados durante el fin de semana.
Las movilizaciones, que comenzaron el pasado 22 de septiembre, buscan promover mayor democracia para esta antigua colonia británica que volvió a la soberanía china en 1997 y que se rige por el principio ‘Un país, dos sistemas’, que concede a la excolonia británica cierta autonomía y libertades que no se disfrutan en China continental.
Tras ocho días de protesta, el movimiento se preparaba ayer a una posible intervención para su desalojo antes de la celebración hoy del Día Nacional Chino.
Los líderes del Partido Comunista se mostraron preocupados por la posibilidad de que las protestas se extiendan a la China continental, y censuraron agresivamente todas las noticias y comentarios en los medios sociales sobre las manifestaciones en Hong Kong.
“Ilegales”
Las manifestaciones, que el Gobierno comunista de Pekín considera “ilegales”, son las más conflictivas en Hong Kong desde que China reanudó su mandato en 1997. También representan uno de los mayores desafíos políticos para Pekín desde que aplastó violentamente las protestas pro democracia en Tiananmen en 1989.
Como ya hiciera EE.UU. a inicios de esta semana, la Unión Europea expresó ayer su apoyo a la libertad de reunión de los manifestantes en Hong Kong. “De manera general, apoyamos el mantenimiento de las libertades fundamentales en Hong Kong tal y como figuran en su Ley Básica, incluida la libertad de reunión pacífica”, declaró en una rueda de prensa Maja Kocijancic, portavoz de la Alta Representante de Política Exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton.
Amenazas
Algunos de los principales académicos que han organizado y participado en las manifestaciones denunciaron amenazas y otras intimidaciones por dar su apoyo a las protestas.
Chan Kin Man, profesor de Sociología de la Universidad China, contó que tiene una pila de sobres que contienen amenazas de muerte garabateadas con caracteres chinos. “Entendí que una vez unido al movimiento, me atacarían y me amenazarían como un enemigo”, dijo Chan, cofundador del movimiento ‘Occupy Central’.
Otro de los cabecillas, Benny Tai, profesor de Derecho en la Universidad de Hong Kong, también recibió cartas con amenazas de muerte, algunas a nombre del “demonio” en el remite, y otras con hojas de navaja dentro. “Si estoy en problemas, la culpa será de Pekín”, añadió Tai.
Ninguno denunció las amenazas ante la Policía. Tai desconfía del trabajo de los agentes y Chan, por recomendación de su colega, tampoco quiere convertir el asunto en un caso policial. Además, otros cinco académicos han sufrido acoso por su participación.
