El escultor José María García Moro prefería que le llamaran obviando su nombre de pila y su primer apellido. «Moro», madrileño de nacimiento pero segoviano de adopción, es recordado por sus instalaciones artísticas con las que ganó plazas y calles públicas para la práctica del arte y la intervención del espectador. Por eso, los amigos que ayer acompañaron a su viuda, Cuca, y a su hijo, José María, coincidían en destacar que el mejor homenaje que Segovia podía rendir a este artista genial era la de dedicarle, precisamente, una calle con una denominación sencilla «Moro,escultor».
Decenas de amigos y representantes de la cultura segoviana participaron ayer en el acto de homenaje a Moro, que falleció a los 78 años de edad, el pasado 29 de enero de 2012. La corporación municipal acordó por unanimidad, en abril del pasado año, cambiar la denominación de la calle de San Sebastián —situada junto a la plaza del mismo nombre y el Palacio de Quintanar— por la de «Moro Escultor», en memoria de quien fuera, según dijo el alcalde, Pedro Arahuetes, «un gran creador, un pionero y un innovador de su tiempo», pero también «una persona de imborrable recuerdo que influyó mucho en la sociedad segoviana».
Además de diferentes miembros de la corporación municipal, de los tres grupos políticos, encabezados por el alcalde, y las concejalas de Cultura, Clara Luquero, y de Patrimonio, Claudia de Santos, al acto acudieron, entre otros, el director de la Real Academia de Historia y Arte de San Quince, Rafael Cantalejo, académicos como Carlos Muñoz de Pablos y Juan Luis García Hourcade, los galeristas Ángel y Jesús Serrano; y representantes de diferentes colectivos, como Pedro Montarelo, de «Amigos del Patrimonio» o Juan Bautista Mullor, en nombre del colectivo vecinal.
Arahuetes, tras recordar que la celebración de este homenaje fue acordado por toda la corporación, señaló que Moro puso el arte al servicio del público, al que hacía formar parte de su obra, y que le gustaba ir ganando las plazas y calles para la práctica del arte y la intervención del espectador, en lo que concebía como intervenciones en el paisaje urbano en un canto a la libertad.
«A Moro le debemos inventar nuestras calles como museos cotidianos, porque el arte no sólo está en las pinacotecas sino en nuestra cabeza», destacó Arahuetes. A este respecto, explicó que gracias a la «invasión» y conquista de plazas y vías con objetos y formas de colores, Moro ponía el arte al servicio público, en el que los ciudadanos formaban parte de la instalación, tanto con un concepto efímero, vivo y transformador de la obra artística, como de apropiación reivindicativa del espacio público.
El alcalde recordó en su discurso que el escultor, que fijó su residencia en Segovia hace décadas, aunque también tenía un estudio en la localidad segoviana de Lastras del Pozo, también fue autor de esculturas urbanas que forman parte de la historia y paisanaje de la ciudad como las de San Juan de la Cruz, el folclorista Agapito Marazuela o el paso de Semana Santa de Jesús en la borriquilla.
Profesor de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Segovia y miembro de la Real Academia de Historia y Arte de San Quírce, la última intervención de Moro en las calles fue en Segovia, el 1 de agosto de 2009, dentro del Festival OxigenArte, aunque más recientemente, en el verano de 2011, protagonizó un último montaje en el Museo Esteban Vicente. Hasta hace unas semanas la Casa de la Moneda albergó una exposición retrospectiva de su obra, la primera dedicada a este genial artista desde su fallecimiento.
«Estoy seguro de que esta pequeña, pero singular calle, además de la significación que tiene con la historia de Moro, sería muy de su agrado para realizar una de sus intervenciones artísticas», señaló el alcalde.
A continuación tomó la palabra la viuda del artista, Cuca, quien, visiblemente emocionada, quiso «dar las gracias al Ayuntamiento y a todos los que han colaborado para rendir este homenaje a José, en nombre de mi hijo y el mío propio, muchas gracias».
Tras el aplauso unánime de los presentes, donde se advertían muchos rostros cargados de emoción, el alcalde y la viuda e hijo del artista procedieron a descubrir la placa que, desde ayer, recuerda a Moro y le hará estar siempre presente en la memoria de todos los segovianos.
