El Real Zaragoza y el Deportivo dieron por bueno ayer el hecho de sumar un punto, que, no obstante, se quedó corto para sus antagónicas aspiraciones.
Se trató de un partido en el que los maños frenaron su sangría de goles encajados, y los gallegos prolongaron su racha de más de un mes sin conocer la victoria, en un momento en el que podrían haberse metido en puestos de Liga de Campeones.
La primera mitad del choque resultó insustancial por el planteamiento de uno y otro equipo. Lo único que buscaron ambos, o al menos esa sensación dio, fue no recibir ningún tanto.
La actitud de las dos escuadras cambió algo después del descanso, y se hizo más ofensiva. El conjunto aragonés persiguió con más ganas la victoria, pero no encontró el premio.
Cabe resaltar que la principal novedad que presentó el técnico José Aurelio Gay en su debut ante su afición fue la de darle a Ander Herrera la dirección del juego del combinado. Por otro lado, ordenó mantener muy juntas las líneas, lo que obligó a los coruñeses en varias ocasiones a ceder el balón desde la zona ancha a su portero para reiniciar la acción.
A pesar del progreso que se vivió en el segundo período, cabe admitir que, en general, el centrocampismo se adueñó de un partido en el que los pupilos de Miguel Ángel Lotina apenas tuvieron opciones para poner en marcha su peligroso contraataque, y en el que los locales nunca terminaron de superar su miedo a dejar desprotegida la defensa.
