Olvidada ya la votación sobre la reforma laboral, en la que el Ejecutivo socialista no consiguió el respaldo de ningún grupo parlamentario a excepción del suyo propio, el presidente Zapatero puso sobre la mesa, solo 24 horas después, su «compromiso directo» de no desarrollar iniciativa unilateral alguna para reformar las pensiones, de modo que ese nuevo y a todas luces inevitable tijeretazo a las conquistas sociales solo se hará con el acuerdo de los grupos en el seno del Pacto de Toledo. Por supuesto, tal intento de implicar a la oposición, lejos de demostrar voluntad de diálogo, no es, tal y como puso de manifiesto la citada reforma laboral, una maniobra para intentar repartir entre todos los partidos el elevadísimo coste electoral que supondrá recortar la prestación a los jubilados.
Durante la sesión de control en el Congreso, el inquilino de Moncloa quiso precisar «rotunda y contundentemente» que el Gobierno respetará los trámites que existen en el Pacto de Toledo y recordó que su Ejecutivo presentó un documento de análisis y propuestas en la Comisión de dicho Pacto a petición de sus propios miembros, y que ahora está a la espera de que el Parlamento «haga su trabajo» y desarrolle sus conclusiones.
Faltan 15 años
Tras intentar lavarse las manos, Zapatero quiso además endulzar un poco la amarga medicina que intenta suministrar a todos los españoles al sostener que el actual sistema goza de «buena salud» a corto plazo, aunque hay que tomar decisiones de cara al futuro, porque en el año 2025 habrá cuatro millones más de pensionistas, mientras que la proporción de personas mayores de 65 años superará el 15 por ciento de la población y se duplicará el porcentaje del gasto en pensiones. «Hay que hacer reformas», resumió.
Ya una vez fuera de la incómoda trinchera del recorte social, Zapatero se empleó a fondo para intentar minar al jefe de la oposición, Mariano Rajoy, a quien exigió que «se moje» en materia económica y presente propuestas, ya que, hasta el momento, sostuvo, el conservador ha sido «incapaz» de dar alternativas.
Tal reto fue inmediatamente respondido por el popular, quien desgranó hasta cinco propuestas para cambiar el rumbo del país. En primer lugar, Rajoy reclamó al jefe del Gobierno que no congele las pensiones, luego exigió que no suba el IVA en julio, que no baje los sueldos de los funcionarios, que la reforma laboral incluya una nueva regulación la negociación colectiva y la formación y, por último, le aconsejó que no eleva más los impuestos.
Quizá algo frustrado por la inmediata réplica del PP, Zapatero volvió a olvidar el debate de fondo y prefirió recurrir a las acusaciones. A juicio del socialista, lo único que hace Rajoy es instar al Gobierno a que «no haga esto o lo otro». «Hay que mojarse», repitió nuevamente
Llegados a tal punto y, como suele, el debate se convirtió en un diálogo de sordos que Rajoy aprovechó para comentar que el socialista se ha acostumbrado a «decir una cosa y la contraria y a hacer una cosa y la contraria», por lo que no se cree que presidente vaya a respetar el Pacto de Toledo y busque el consenso parlamentario para acometer la reforma del sistema de pensiones, como prometió minutos antes. La última andanada del jefe de la oposición sirvió para responsabilizar al jefe del PSOE de que España «esté intervenida» y en una «situación de protectorado» en la que Europa impone las obligaciones.
Solo «una pieza más»
Sin salir del Congreso, pero ya en el ámbito del debate en torno a la Presidencia española de la Unión Europea, celebrado también ayer, Zapatero cambió de discurso y, en lugar de defender como hasta entonces la reforma laboral cual panacea para el empleo, afirmó que no se trata de una «solución definitiva» al problema del paro, sino de una «pieza más» para favorecer la «estructura productiva» en España. Tal afirmación coincidió con la habilitación por parte de la Mesa de la Cámara Baja de los meses de julio y agosto para celebrar cuantas reuniones sean necesarias, ya en la Comisión, ya en el Pleno, para tramitar con la máxima celeridad el decreto de reforma como proyecto legislativo.
