En el que era su primer acto multitudinario después de que el Consejo de Ministros aprobara el jueves el controvertido Plan de Ajuste del gasto público, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió ayer sin matices ni autocrítica todas y cada una de las medidas de recorte sin que las amenazas sindicales de huelga general parezcan haber hecho mella en el socialista. «No hay cambio ni bandazo», sino una respuesta «a las circunstancias» con «responsabilidad» y «pensando en el futuro de España y no en ninguna convocatoria electoral», explicó el jefe del Ejecutivo antes de añadir que no admitirá «ninguna crítica de injusticia» del PP, cuando, según su opinión, los populares «nunca se acordaron» de los trabajadores.
En un mitin celebrado en la localidad alicantina de Elche, rodeado de alcaldes de su partido y ante miles de militantes del PSOE, Rodríguez Zapatero aseguró que en su Gobierno no hay «bandazo» y menos un «cambio de las señas de identidad» de su «proyecto de cohesión social». Así, presentó las «decisiones difíciles», que atacan especialmente el bienestar de los funcionarios y los pensionistas, como una «muestra de responsabilidad» que los ciudadanos sabrán valorar, e incidió en que no ha dejado caer su principal compromiso, la protección por desempleo, que supone un gasto de 30.000 millones de euros al año.
Zapatero, que no quiso acordarse de sus supuestos planes para implementar una subida impositiva «a los que más tienen», prefirió en su lugar agradecer «el esfuerzo» de la población, e insistió en que es «necesario por el interés general», por el bien de la «solvencia y la credibilidad» de España y para poder volver a aumentar la política social y las pensiones cuando, en un futuro indeterminado, pero nunca demasiado próximo, retorne el crecimiento.
El socialista argumentó, además, que todos los países del entorno europeo están tomando medidas similares, después de, haber «improvisado» un fondo de apoyo al euro de 750.000 millones, ironizó en relación con las críticas lanzadas al respecto por el PP.
De hecho, el máximo dirigente de la formación de Ferraz consideró «injustas» las censuras que ha recibido su programa de recortes, que reducirá un cinco por ciento como promedio el sueldo de los funcionarios y congelará las pensiones en 2011. En concreto, afirmó que las nuevas medidas solo reducirán el gasto social del Gobierno central en un 1,5 por ciento y recordó que, desde 2004, ha subido las pensiones mínimas un 49 por ciento y las becas un 70 por ciento, que ha creado un sistema de atención a dependientes, aumentando la prestación por desempleo y creado el permiso de paternidad.
«Unos hablan de la familia, pero para que todo el mundo piense como ellos. Lo que les preocupa es el modelo de familia, pero nosotros hacemos un esfuerzo de apoyo», argumentó previamente a lamentar que el PP pretenda eliminar «el ministerio y las políticas» de Vivienda, después de que el actual Ejecutivo promoviera medio millón de inmuebles protegidos. Por todo ello, aseveró que no aceptará «críticas de injusticia social por parte de aquellos que nunca se acordaron de las políticas sociales, ni hoy, ni ayer, ni nunca».
el bando contrario. Otra visión de la realidad bien distinta, fue la aportada por la número dos del Partido Popular, María Dolores Cospedal, quien aseguró que hace falta un ajuste en las cuentas públicas del país, «pero no a costa de los más débiles».
Según concretó la secretaria general del principal partido de la oposición durante un encuentro con agricultores y ganaderos, el responsable directo de que ahora el Estado deba apretarse el cinturón es «el despilfarro del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero».
Ya en un guiño directo a su auditorio, la manchega sostuvo que «no es de recibo» que haya bajado en los últimos seis años un 30 por ciento la renta agraria, por lo que aseguró que, también en relación al campo, el Gobierno socialista «ni está, ni se le espera».
A juicio de Cospedal, además hace falta una reestructuración del sistema financiero y una reforma en profundidad del mercado laboral, del sistema energético, en materia de Justicia y en el ámbito educativo.
«Es inconcebible que el Ejecutivo no haya aprovechado la oportunidad de cambiar un modelo educativo, como quería el PP, que nos haya llevado a tener un 30 por ciento de fracaso escolar», argumentó antes de criticar el Plan E. «¿Cómo es posible que Zapatero dijera a todos los españoles que la manera solucionar la crisis económica era aprobando el Plan E, que se ha llevado en poco más de tres años 13.500 millones de euros, y que hoy nos diga que tiene que ajustar el presupuesto en 10.000 millones a costa de los pensionistas y los que tienen menos?», zanjó la conservadora.
