El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, vaticinó ayer que, pese a las dificultades que se mantienen, la recuperación económica en España se confirmará en 2010, y confesó que está «obsesionado» en crear puestos de trabajo el próximo año.
El líder socialista hizo balance de 2009 tras la última reunión del Consejo de Ministros, centrando su discurso en la delicada situación financiera actual. Así, se mostró convencido de que el próximo año va a ser de tránsito de la recesión a la recuperación e, incluso, en su parte final se puede generar empleo neto -aunque habrá moderadas pérdidas hasta entonces-. El crear puestos de trabajo se ha convertido para él en una «obsesión», y no si se presentará o no a los comicios de 2012.
Además, se comprometió a dar pasos decisivos para la renovación del sistema productivo, pero siempre manteniendo la protección social, algo de lo que se ha vanagloriado por defender pese a las dificultades existentes.
Sobre la gestión de la crisis, reconoció que no estuvo «muy acertado» cuando comenzó el debate sobre si España estaba en recesión o en desaceleración, ya que asumió que pudo provocar una sensación equivocada en la ciudadanía.
Entre las iniciativas previstas para comienzos de 2010, citó que el 8 de enero se remitirá a los órganos consultivos el anteproyecto de ley de Economía Sostenible y el 22 de ese mes se aprobarán medidas laborales que serán sometidas a consideración de los agentes sociales. Eso sí, descartó que en la reforma del mercado laboral se plantee alguna de las modalidades de contratación propuestas por la CEOE o algún recorte de las cotizaciones.
Tras considerar la lucha contra el terrorismo como otra de las prioridades de su Gobierno para el próximo año, aseguró que, pese a que en 2009 no ha sido posible, se entrevistará próximamente con el líder del PP, Mariano Rajoy, a quien tiene intención de convocar en función de los avances que haya en el pacto por la educación. En este asunto, garantizó que el Ejecutivo está abierto a hablar de las iniciativas planteadas por el PP con vistas a ese pacto, aunque no quiso prejuzgar la cuestión de la enseñanza en castellano en las comunidades bilingües.
Un tema muy espinoso era el de la política exterior tras los polémicos casos Alakrana y Haidar. Pese a las críticas lanzadas desde diversos sectores, sostuvo que la resolución de ambos asuntos ha hecho que España sea hoy «más fuerte en este terreno que hace un año». Una fortaleza que cree que se demostrará también durante el semestre de presidencia de la UE. En un asunto pendiente como el de los tres cooperantes secuestrados en Mauritania quiso ser cauto.
No faltaron las referencias a la sentencia pendiente del TC sobre el Estatut, para asegurar que no tiene especial preocupación por ello porque España es un país «maduro» y confiar en que sea «una gran sentencia». De hecho, auguró un gran resultado electoral al PSC en los próximos comicios catalanes.
