¿Y en la provincia? En la provincia la celebración de festejos taurinos, sobre todo de carácter popular, supone una muestra de identidad del pueblo segoviano, siendo unas de las demarcaciones del país que más espectáculos registra. En 2024, en el territorio segoviano se contabilizaron un total de 363 festejos taurinos, según los datos facilitados por la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León -órgano competente-; lo que supone prácticamente un espectáculo por día del año.
El interés y la demanda por los festejos taurinos en la provincia se mantiene y se encuentra consolidado, no sin las dificultades que conlleva su organización y puesta en marcha, asumida principalmente por algunos ayuntamientos, empresarios y asociaciones. Desde la Consejería de Cultura de la Junta, la apuesta por el fomento de la tauromaquia es firme, aunque a nivel provincial representantes de instituciones prefieren no mojarse y dejan pasar la oportunidad para mostrar su valentía; eludiendo que Segovia es taurina y son miles los aficionados que se mueven en este ámbito, alejados del movimiento urbanita de Urtasun. Complejos del siglo XXI, que deberían ser de otra época.
En el caso del Ayuntamiento de la capital, raro es el año que se incluye la tradicional corrida de toros de San Pedro en el programa oficial de Ferias y Fiestas, que si bien la propiedad de la Plaza es privada y la organización corre a cargo de una empresa particular no está demás informar a los ciudadanos de uno de los actos que más público consigue reunir. Una situación que ya ocurría en tiempos de Clara Luquero (PSOE) y que el año pasado también se dio con el equipo de Gobierno de José Mazarías (PP). Por otro lado, dentro del Área de Cultura de la Diputación, cuyo presupuesto se sitúa en torno a los cinco millones de euros, se desconoce de manera oficial si se incluye alguna partida por mínima que sea para apoyar el desarrollo de actividades taurinas, a pesar de que la institución cuenta con diputados de municipios donde se organizan las ferias más relevantes de la provincia -la mayoría alcaldes- como Cuéllar, Riaza, La Granja de San Ildefonso, El Espinar, Cantalejo o Turégano, además de La Lastrilla y Abades en el último año.
El sector reclama un apoyo real, bien destinado al festejo popular -encierros y capeas- y al fomento de la tauromaquia. Hay una Escuela Taurina Provincial, en el término de La Higuera, que en febrero ha iniciado un nuevo curso formativo, de enseñanza y aprendizaje, sin el amparo de ninguna administración, dentro de una provincia en la que hay escuelas de hípica, golf, pádel y ayudas para viajes para esquiar y para pruebas de galgos. ¿En serio que no se puede ayudar a estos chavales?
Por eso, la gente del toro pide que los representantes ‘echen la pata para adelante’, sin complejos, y no utilicen la tauromaquia para hacerse solo la foto, como ocurre en los meses de temporada en los encierros o como pasó en el acto de presentación de la estatua de Víctor Barrio en Sepúlveda, donde políticos de un partido y de otro -los únicos que tuvieron silla, por cierto- aparentaron mostrar su apoyo a este mundo. Que el abrigo sea real como es el caso de las escuelas taurinas de Salamanca, Toledo, Castellón, Ciudad Real o Badajoz (bajo mandato socialista, con un presupuesto de 2,1 millones), todas ellas pertenecientes a su respectiva diputación.
Y es que la protección de este tesoro cultural que posee Segovia debería ser elemental: reconocimiento a los encierros de Cuéllar y de Pedraza, a las pintorescas plazas de Turégano y Yanguas de Eresma, a las ferias de Riaza y Cantalejo, al campo bravo segoviano, a las capeas populares que organizan asociaciones de los pueblos y a las figuras de Victoriano de la Serna, Andrés Hernando, Josechu Pérez de Mendoza y Víctor Barrio. Ahí viene Olga Casado, un orgullo para la provincia y para la tauromaquia, y otras tantas jóvenes promesas, que llevarán el nombre de Segovia por todos los rincones. No es tarde para alejarse de la postura urbanita de Urtasun y dejar los complejos a un lado.
