Por más vueltas que le des a las fábulas, por más que estires la historia, que añades y quites protagonistas, siempre acaban igual. Porque en el caso contrario no tendrían la moraleja que hay que aplicar a todas las fábulas.
La del Balonmano Nava en esta campaña 21/22, sobre todo a partir de Navidad, tiene mucho que ver con la fábula de Pedro y el lobo. Porque cualquiera que entienda un poco de balonmano veía venir que el equipo se estaba metiendo en una dinámica malísima, y que el resto de rivales estaban consiguiendo puntuar, haciendo disminuir de manera paulatina una renta que al final de la primera vuelta parecía suficiente.
Y el lobo del descenso, que parecía lejanísimo en enero, comenzó a acercarse cuando Prokop se lesionó y el equipo cayó con estrépito en la cancha del colista, siguió reduciendo la distancia cuando Moyano también cayó lesionado y el Balonmano Nava no solo ya no ganaba a nadie, sino que perdía todos sus partidos con mucha claridad, y empezó a poner sus ojos en el ‘corderito’ en el que se había convertido el conjunto segoviano cuando en la recta final de la competición los naveros eran incapaces de conseguir un triunfo, firmando empates insuficientes o derrotas por la mínima tirando por tierra en el último minuto el buen trabajo hecho en los cincuenta y nueve anteriores.
LO QUE NO PUEDE SER
Y así se llegó al último partido, con el lobo del descenso a un metro del Viveros Herol, que solo tenía que sumar un punto en su partido de casa frente al Anaitasuna, o esperar a que Sinfín no derrotase al Antequera. Es decir, que de nueve combinaciones posibles servían ocho… pero la sensación era que esa única posibilidad entre nueve era la más factible.
El resto ya forma parte de la historia negra del club segoviano, que acabó devorado por el lobo. El Anaitasuna no fue mejor, sino mucho mejor que el conjunto de Zupo Equisoain, que culminó su aciaga segunda vuelta con la lesión de Horiha en uno de los últimos entrenamientos de la semana, y que en ningún momento se vio con opciones de superar a un oponente que no quiso repetir su actuación de la pasada temporada, y literalmente pasó por encima del Viveros Herol Nava.
La única ventaja que tuvo el equipo local en todo el partido llegó con el 1-0 que anotó Prokop, porque el resto del encuentro estuvo dominado en el electrónico por el Anaitasuna, con las ideas muy claras en ataque, y poco a poco elevando su nivel defensivo.
UNA DEFENSA INDEFENSA
El ataque navarro se impuso con claridad a la defensa segoviana, con Arthur de Souza al principio, y Chocarro tomando su relevo anotador en el segundo tramo del primer tiempo. Además, Marcos Cancio superó el cuarenta por ciento de paradas en el primer tiempo para desesperación de un ataque del Viveros Herol cada vez menos fluido, en el que se notó Rodrigo Pérez Arce parecía capaz de encontrar el espacio en la defensa navarra.
Al descanso, el 12-18 dejaba muy complicada la remontada al conjunto de Zupo Equisoain, obligado a buscar alternativas para darle la vuelta al marcador. Y pareció encontrarlas el Viveros Herol en los primeros compases del segundo tiempo, en los que logró reducir la desventaja a cuatro goles y tuvo ataque para bajar la diferencia a tres.
Pero bastó con que el Anaitasuna volviera a encontrar su mejor versión ofensiva para que a diferencia volviera a subir hasta los siete goles, una distancia insalvable para el conjunto segoviano, pese a que la afición coreaba cada gol local como si fuera el que decidía la permanencia. Pero la defensa navera, ya abierta en busca de los robos en primera línea era un auténtico coladero por el que entraban todos los jugadores visitantes, que machacaron sin piedad una y otra vez el marco local.
LA AFICIÓN SÍ ES DE ASOBAL
A diez minutos para el final ya estaba todo decidido, porque Nava perdía por una diferencia abismal, y el Sinfín abría brecha en su partido ante el Antequera. Solo quedaban los lamentos por el descenso, pero estos solo existieron en la cancha, porque la grada no reprochó absolutamente nada al equipo, sino que incluso minutos después de acabado el partido, aplaudió el esfuerzo de los jugadores, feliz de haber disfrutado tres temporadas en la Liga Asobal.
Llega ahora el momento del duelo por lo perdido, pero este no durará demasiado tiempo porque el Balonmano Nava quiere iniciar cuanto antes el trabajo para hacer un nuevo proyecto. Como afirmaba un emocionado Zupo Equisoain “hay que devolver al club cuando antes a la Liga Asobal”. Todo apunta a que en la consecución de ese objetivo no estará el técnico navarro al frente del equipo.
