El Barcelona venció ayer por la mínima a un Granada notable en defensa, pero nulo en ataque, en el partido correspondiente a la décima jornada de la Liga, que se decidió merced a un único tanto de Xavi Hernádez de libre directo.
La mejor noticia para los ‘culés’ fueron los tres puntos que sumó tras el pitido final, ya que las sensaciones se encontraron muy lejos de su juego asociativo y de su mejor forma física. Mientras, el Granada perdió, de un modo digno, en un choque en el que finalizó con nueve jugadores.
Guardiola sorprendió con su planteamiento inicial, sentando en el banquillo a Villa para dar la oportunidad de debutar en Liga a Cuenca, después de que el joven ya hubiese disputado algún minuto en la Champions.
El Barcelona, de vuelta al esquema del ‘4-3-3’ tras varios partidos lejos del Camp Nou actuando con tres defensas, ocupó el campo de un modo más racional. De este modo, la posesión y las oportunidades de gol fueron para los visitantes, frente a un rival agazapado en su campo.
Con un abrumador dominio del esférico, los catalanes iban cercando la meta de Roberto. Messi de maniobra personal, Xavi desde la frontal del área y Pedro, de cabeza, comenzaron a probar los reflejos del arquero andaluz.
Todo hacía presagiar un gol del Barcelona, que finalmente llegó en torno a la media hora de juego, tras una falta magistralmente ejecutada por Xavi. Hasta entonces, aunque los azulgrana habían gozado de buenas ocasiones, su juego de ataque se antojó lento, horizontal y falto de mordiente, para abrir el cerrojazo propuesto por el técnico local Fabri.
El tanto de Xavi no varió ni un ápice el tipo de fútbol practicado por el Granada, consciente de que, si se iba en busca del empate, la velocidad de los blaugranas podría darle más de un disgusto a Roberto. Con los locales más preocupados de defender que de atacar y con los visitantes con más posesión que peligro, se llegaría al descanso.
En la reanudación, el Granada decidió salir de la cueva y comenzar a transitar el campo del Barcelona. Cuando los locales estaban dispuestos a animar el choque, el árbitro expulsó por doble amarilla al centrocampista Jaime. Obviamente, esto derivó en una vuelta a los orígenes, que volvió a entregar el balón a su oponente y a encerrarse en su área.
Pese a poblar con zagueros las inmediaciones de la meta defendida por Roberto, el equipo que dirige Fabri se mostró poco efectivo en las labores destructivas del juego rival. Buena prueba de ello es que hasta en dos ocasiones, por medio de Messi y Cuenca, los blaugranas gozaron de un ‘mano a mano’ frente al meta nazarí que no supieron resolver.
Las andanadas ‘culés’ agitaron al público y al equipo local que, consciente de que se le acababan los minutos para rascar algún punto frente a un adversario poco entonado, decidió sumar más efectivos en sus contraataques. En una de las alegrías ofensivas que se permitieron los nazaríes en los últimos 10 minutos del encuentro, el colegiado pitó, erróneamente, un fuera de juego a Geijo cuando se plantaba solo frente ante los dominios de Valdés.
En los últimos minutos, el conjunto andaluz intentó inquietar la portería rival, aunque con un dibujo ciertamente deslavazado, con más ganas e ilusión que fútbol. Mientras tanto, el Barcelona, que en otros encuentros con este guión solía hacer añicos las zagas rivales que concedían espacios, no se mostró acertado en el último pase. Finalmente, victoria por la mínima para los ‘culés’ y derrota decente del Granada.
