Los romanos eran muy sabios. Los incesantes avances tecnológicos de los dos últimos milenios no han conseguido superar algunos de sus conocimientos. Valga como botón de muestra la terra sigillata, su cerámica de lujo, cuya fórmula de elaboración es todavía un secreto por descubrir. Con sus construcciones monumentales ocurre algo parecido. Parecen inalterables al paso del tiempo. “Los cementos romanos son absolutamente insuperables”, afirmaba ayer, convencida de lo que decía, la concejala de Patrimonio Histórico y Turismo del Ayuntamiento de Segovia, Claudia de Santos, haciendo referencia al mortero de cal utilizado en el canal original del Acueducto.
Pero el hombre, siempre terco, ha intentado después una y otra vez sustituir ese canal original por otro, utilizando nuevos materiales. Craso error. A principios de siglo XX se colocó en la coronación del Acueducto una tubería metálica de hierro fundido (de 250 milímetros de diámetro) para llevar el agua. La restauración dirigida por los ingenieros Ramírez Gallardo y Fernández Casado (1970-1973) concluyó señalando que dicha tubería presentaba numerosas fugas que se infiltraban en las arquerías y producían efectos perniciosos, no solo por la humedad, sino también por la descomposición y fragmentación de los sillares de granito en los periodos de heladas, ya que el agua actuaba como cuñas que abrían más las grietas. Por “seguridad” del monumento, se eliminó dicha tubería metálica.
Sin embargo, en la última gran restauración del Acueducto, la dirigida por el arquitecto Francisco Jurado, se dispuso colocar un canal de plomo de unos 839 metros, totalmente reversible, sobre el canal original, con la confesada intención de que el agua volviera a circular sobre la espina dorsal del monumento. El 3 de febrero de 2000, fecha de inauguración de la obra, el Acueducto volvió a conducir agua, recuperando así la función que provocó su nacimiento. Pero aquello fue flor de un día.
Tres lustros después, la concejala De Santos reconocía ayer que ese canal de plomo ocasiona múltiples perjuicios al Acueducto, ya que “obstaculiza el paso del agua cuando llueve y favorece que se remanse”, lo que ayuda, por una parte, al enraizamiento de plantas, y por otra, a la aparición de filtraciones. De hecho, es fácil apreciar las manchas que confirman la existencia de humedades. En vista de lo cual, y para resolver esos problemas, el proyecto en el que ahora se ha embarcado el Ayuntamiento, con financiación de Bankia, contempla retirar las piezas del canal de plomo y, tras una minuciosa limpieza del canal original, impermeabilizarlo con mortero de cal. O sea, recuperar el canal romano, con técnica constructiva romana. “Ojalá seamos capaces de hacerlo con la misma pericia con la que lo hacían los romanos, porque hoy en día estas argamasas son insuperables”, deseaba De Santos.
La intervención se desarrollará en dos escenarios. Desde el desarenador de San Gabriel hasta la Plaza de Día Sanz, y en la Plaza de Avendaño. De acuerdo a las explicaciones ofrecidas por la concejala de Patrimonio Histórico, el recorrido medieval del monumento por el barrio de El Salvador es donde se han detectado mayores filtraciones, en gran medida motivadas por las características constructivas en esa zona, ya que “el Acueducto por allí no es macizo, sino que se trata de dos paredes entre las que hay material de relleno”. Y el lavado de ese material de relleno, por las filtraciones, puede hacer peligrar la estabilidad de los arcos, si bien “todavía no se ha llegado a ese extremo”, puntualizó De Santos.
Por lo que respecta a los arcos de la Plaza de Avendaño, construidos en época más reciente (siglo XIX), también presentan evidentes marcas de filtraciones. Y allí también se intervendrá en las próximas semanas, eliminando el canal de plomo.
Aunque el bajo presupuesto del proyecto (30.000 euros) impedirá suprimir la totalidad el canal de plomo, De Santos pronosticó se retirarán unos 600 metros, agregando que “únicamente quedará por levantar en la zona de construcción romana genuina (los arcos centrales), donde las filtraciones, por las características de la construcción, hacen menos daño”.