El mercado inmobiliario español no para de sorprender a todos los expertos que, tras la grave recesión económica que sufre desde hace tres años nuestro país, sigue creciendo como la espuma.
Si bien, existen varios escenarios en los que poder observar esta sorprendente evolución, mas que evidente en el sector de los arrendamientos de vivienda, cuestión que no sólo afecta a factores como la oferta y demanda, sino también, el aumento de inmuebles con fines inversionistas o generadores de una rentabilidad económica, y al encarecimiento de productos básicos y suministros, provocando una subida estratosférica en dichos importes, sobre todo, vamos a fijarnos en la compra de inmuebles.
En este escenario en el que coexisten las viviendas de obra nueva y las de segunda, tercera o cuarta transmisión, ambas han sufrido un crecimiento, no sólo en el volumen de ventas, propiciada por el incremento de la demanda, sino que han crecido a nivel económico, generando un aumento considerable en los precios de venta que, teniendo en cuenta la situación de crisis económica que atraviesa nuestro país, resulta mas que complejo, lograr entender dicha evolución.
El aumento de precio en la obra nueva, podemos llegar a entender que viene motivada por la repercusión que llevamos soportando en el aumento de los costes de materiales y transportes, condicionados a su vez, por el aumento de la demanda en este tipo de inmuebles que, por regla general, producen mayor tranquilidad a los compradores que les atormentan los posibles gastos que puedan generarse en un futuro.
Pero, en el caso de la vivienda de “segunda mano”, no se logra a entender cómo, existiendo una minoración en la población de los municipios, y con la problemática que siempre suscita la reparación, actualización o mejora de las viviendas, siga en aumento su demanda y en idéntica proporción su precio.
A mayores de lo anterior, se suma la dificultad de conseguir una financiación ajustada para su adquisición, siendo una de las mas importantes inversiones para cualquier ciudadano a lo largo de su vida que, en un altísimo porcentaje, requiere de la contratación de un préstamo hipotecario.
Éstos a su vez, no dejan de subir, motivados por la subida de los tipos de interés, que supone un aumento de la cuota de hipoteca de casi un 40% en comparación al 2020, y la subida del Euribor, que provoca con su aplicación esa tormenta de gasto desmesurado que asusta a la mayoría de la población, generando la mayor época de dificultad de acceso a la vivienda de nuestro país de las últimas décadas.
Tampoco se ha logrado amortiguar el golpe provocado por las entidades financieras al financiar únicamente el 80% del valor del inmueble, que si bien, gobiernos autonómicos como el de Castilla y León han iniciado los trámites para legislar dicha solución, en la mayoría de los casos, el comprador se ve obligado a adelantar el 20% del valor de la vivienda que supone haber dispuesto de una cantidad de ahorro económico inviable, en especial a los jóvenes.
