España accedió a semifinales de la Copa Confederaciones gracias a un testarazo de Villa que derrumbó el muro de una defensiva Iraq, y dejó a la ‘roja’ a las puertas de convertirse en la mejor de la historia, a un solo duelo de igualar la racha invicta de Brasil.
En toda gran competición, un equipo no mantiene nunca la misma regularidad. España tuvo su día tonto ayer. Lo que antes costaba una derrota humillante, lo solventó sin brillantez pero con un dominio aplastante.
Bora Milutinovic, actual técnico del conjunto asiático, consiguió que la ‘roja’ perdiese su identidad por momentos.
La defensa de cinco de Iraq provocó cambios. Pensaba Del Bosque que abriendo el campo con Cazorla y Mata, los extremos nutrirían de balones a Torres y Villa, y se olvidó que Cesc está en estado de gracia. Y el gran perjudicado fue Xavi Hernández. Le faltó un socio en corto. Corrió cinco kilómetros en una primera mitad en la que nunca encontró la llave para abrir el cerrojo.
El ritmo bajo lo marcó el rival. España no supo romperlo. Solo el ímpetu de Sergio Ramos decantó el campo hacia la derecha. La izquierda, sin Riera, no existió.
Iraq estaba cómoda en su papel. El mismo número de cambios que hizo Del Bosque lo repitió Milutinovic. Cuatro modificaciones, y todas ellas ofensivas. Renunció al ataque sacrificando a su estrella Jassim Mahmoud, y lo confió todo al contraataque como apuesta para el milagro.
Pero España se sobrepuso a la adversidad. El nuevo papel de grande que ostenta en el fútbol mundial le pone en el camino este tipo de partidos. Es una consecuencia del éxito. Ramos supo romper en dos trazos la disciplina táctica de Iraq. Buscó siempre a Villa y lo encontró con un medido centro cruzado que el ‘Guaje’ pateó al lateral de la red.
Su momento estaba por llegar. solo el gol puede alegrar los días difíciles que está viviendo David Villa, cuyo futuro llena páginas de periódicos. Lo encontró en el momento que más lo necesitaba la ‘roja’. A los 10 minutos de la segunda parte. Cuando las ordenes de Del Bosque surtían efecto y la movilidad de sus piezas comenzaban a hacer tambalearse al rival.
Cazorla dejó la banda para hacer daño entre líneas, en la banda izquierda hubo superioridad de Mata y Capdevila, y el primer centro medido del lateral lo convirtió Villa en su tercera asistencia del campeonato, con un testarazo ajustado al palo.
Remató libre de marca, en el único despiste de los tres centrales, para convertirse en el segundo máximo artillero de la historia de España (30 goles en 46 partidos), para sentenciar un partido rocoso.
Iraq no tuvo calidad para reaccionar. Además, la vigente campeona de Europa no pierde su estilo ni en los peores momentos. Realizó un ejercicio de paciencia hasta encontrar el premio y aumentó la velocidad en el segundo acto para hacer intervenir en continuas ocasiones a Kassid.
Respondió a la perfección ante la descomunal potencia de Xabi
