El delantero asturiano David Villa se encargó de cambiar ayer la trayectoria de la selección española en el Mundial de Sudáfrica, tras estampar su rúbrica en la victoria ante Honduras con los dos goles del choque, en un partido que estuvo marcado por la ingente cantidad de ocasiones que marró la actual campeona de Europa.
En un envite vital para el equipo patrio, que ya depende de sí mismo para clasificarse como primero de grupo, el ‘Guaje’ se confirmó como el gran protagonista.
El ya atacante del Barcelona se ha convertido en uno de los puntales de la escuadra, y no tardó demasiado en demostrar su hambre de gol y su afán por cambiar las portadas que aparecieron en los periódicos después de la derrota cosechada en el estreno frente a los suizos.
El ‘7’ nacional, que estrelló un balón en el larguero a los siete minutos, fue el espíritu de un combinado que dio continuidad a su fútbol clásico, el mismo que le instaló en la primera planta continental en el verano del año 2008. Un fútbol eminentemente plástico, que entiende como necesario acariciar el balón tantas veces como se requiera antes de que visite el área adversaria.
La ‘roja’ pudo ganar por cuatro o cinco goles de diferencia. Villa falló incluso un penalti y Navas se hartó de incursionar por el carril del ‘8’. De hecho, el habilidoso jugador del Sevilla fue uno de los principales estiletes del cuadro patrio, aunque, eso sí, no estuvo para nada acertado en los centros. El único defecto del bloque se basó en no acabar el encuentro con un resultado escandaloso.
Ése constituyó el ‘pero’ para la plantilla de Del Bosque, que fue de más a menos y terminó el duelo con un regusto algo indescriptible, un sabor agridulce y extraño, a pesar de que la fiesta había empezado tal y como establecía el guión más favorable. Villa se encargó de abrir la cuenta con una jugada de cine.
El ex valencianista recibió la pelota en la banda izquierda, encaró a la zaga hondureña, se abrió un hueco donde no lo había y fusiló a Valladares desde el suelo. El esférico tocó la red a la altura de la escuadra. El asturiano, así, despejó la ansiedad de toda la afición de la selección.
sin cambios. Con la victoria por la mínima se llegó al descanso. España salió al Ellis Park para el segundo acto con el mismo once, a pesar del desgaste de Fernando Torres, y buscó con insistencia el segundo tanto que permitiese allanar su camino hacia octavos. Una senda que se encargó de encerar Sergio Busquets, quién se creció con las críticas, en su rol de eterno centrocampista servicial.
La ‘roja’ no batió de nuevo al arquero rival hasta que la pelota llegó a los pies de Villa. El de Langreo la pegó desde fuera del área, ésta tocó en un rival y se transformó en el 2-0. En esos instantes, todo hacía indicar que el choque acabaría en goleada de escándalo.
Desafortunadamente para los de Del Bosque, no fue así. Entre el relativo egoísmo de las grandes citas, la buena defensa de Izaguirre, que tapó con insistencia a Navas, y la falta de acierto, España cerró el partido con la escasa renta de dos tantos. El ‘Guaje’ pudo haber colocado la tercera diana desde los 11 metros, aunque ajustó tanto su lanzamiento que la bola salió rozando el palo.
De esta forma, la selección se desquitó de su derrota inicial y dio un paso al frente en el campeonato. No obstante, todavía no está fina del todo.
La afición de la ‘roja’ confía en que la escuadra continúe progresando el próximo viernes frente a Chile. Si el equipo quiere acceder a los octavos, no puede fallar.
