El Balonmano Nava no se merece temblar cada invierno, y no precisamente de frío (que a ratos también), pensando cada sábado por la mañana si podrá jugar en su frontón por culpa de la condensación. El Balonmano Nava no se merece tener que pedir favores a todos para poder jugar su partido en un pabellón que no es el suyo, ni se merece que quien tiene la capacidad para tomar soluciones a las demandas de un pueblo, se escude en las palabras “no hay dinero” para tapar una vergüenza que, por citar una provincia de Castilla y León al azar, jamás ocurriría en Salamanca. Pero, tristemente, tanto en deporte como en la vida, esto no va de merecer, sino de conseguir. Y ni el Balonmano Nava, ni su consistorio, ni todos los que de un modo u otro han trabajado para que un municipio de 3.000 habitantes tuviera un pabellón digno, lo han conseguido… aún.
Así que, como cantaba el poema de Manuel Machado: “Al destierro, con doce de los suyos, -polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga”, el Viveros Herol Nava se fue a su destierro del Pedro Delgado, que ya muchos quisieran un destierro así, acompañado el equipo por más de medio millar de aficionados para intentar ganar el partido ante el CD Agustinos, al que hubo que agradecer, en primer lugar, su buena disposición para jugar el encuentro, y en segundo término el tremendo partido que firmó en Segovia, con un portero extraordinario, una defensa dura, pero en ningún momento obscena en el golpe, y un ataque muy efectivo, tanto que en ocasiones ninguneó a uno de los mejores sistemas defensivos de la División de Honor Plata, y a un par de porteros a los que los lanzadores alicantinos apenas dejaron opciones de brillar. Normal que el conjunto que entrena Óscar Gutiérrez tuviera opciones de ganar el choque prácticamente hasta el final.
DOS EQUIPOS VISITANTES
El Viveros Herol Nava salió a la cancha del Pedro Delgado casi pidiendo perdón por ocupar un recinto que no era el suyo, y durante diez minutos no vio venir más que goles por parte de su rival, que con Padilla bajo palos, y Dídac Villar haciendo lo que le daba la real gana en ataque, marcaba las primeras diferencias en el electrónico. Ni siquiera el tiempo muerto de Dani Gordo conseguía inculcar a sus jugadores la mentalidad suficiente como para entrar en el partido, algo que solamente podían dar los minutos de juego. Afortunadamente, esos minutos fueron pasando, y paulatinamente los ‘locales’ fueron entrando en el encuentro, hasta que en ecuador de la primera parte, salvando la primera inferioridad con 2-1 favorable, el equipo de casa se colocó a un solo gol (6-7).
La entrada de Ernesto por Yeray en la portería, y el acierto de Isma Juárez, que hizo pleno desde los siete metros, vino a sujetar al Viveros Herol en el encuentro, aunque el Agustinos siempre lograba sumar acciones positivas en su ataque, bien llegando hasta las zonas de remate con mucha claridad, bien forzando los siete metros, en los que tampoco falló el cuadro alicantino. El juego visitante, siempre en el alambre por su cercanía al 6:0 segoviano, se mostraba extraordinariamente efectivo, cerrando el marcador con un 13-15 al descanso que reflejaba perfectamente lo que sucedía sobre la pista. El equipo navero solo encontraba opciones, y no muchas, por los extremos, mientras que el Agustinos daba la impresión de saber explotar todos sus recursos en ataque.
MÁS DEFENSA
Tenía que cambiar muchas cosas el Viveros Herol si quería tener opciones de victoria, y elevando su nivel defensivo, el equipo de Dani Gordo logró poner el freno a los ataques alicantinos. Agustín, más errático que en encuentros precedentes, se desenganchaba del 6:0 para ‘tocar’ a Dídac Villa y así interrumpir su progresión, cortocircuitando el ataque del Agustinos, que en ocho minutos encajó un parcial de 7-3, obligando a Óscar Gutiérrez a recomponer filas. Evidentemente, no solo esa acción defensiva era suficiente para frenar al rival, sino que el esfuerzo de Álvaro Rodrigues, de Toma Brakocevic y de Alonso Moreno en defensa tapando los envíos al pivote fueron también importantes.
Pero en partidos tan al límite, cualquier error puede provocar la reacción del contrario, y éste llegó tras una pérdida de bola Agustín en una contra que hubiera puesto tres goles de renta en el casillero local. Esa acción, sumada a los dos minutos de inferioridad por la exclusión a Carlos Villagrán puso el 21-23 en el marcador a quince minutos para el final, con Dani Gordo sufriendo una exclusión que dejó al equipo segoviano con dos jugadores menos durante cerca de un minuto.
Era el momento del Agustinos, el que podía aprovechar para abrir una brecha definitiva que parecía generarse con el 21-24… pero al equipo mediterráneo se le apagó la luz, que se le encendió a Toma Brakocevic para marcar un gran gol de rosca que redujo las diferencias, y así cambiar de nuevo el partido, porque a ese gol se le unieron varias muy buenas defensas segovianas, que propiciaron contragolpes y goles fáciles que volvieron a invertir la tendencia de un encuentro que parecía de locos, y que a quien terminó de enloquecer fue a la pareja arbitral.
DECISIONES, Y CONSECUENCIAS
El partido se adentró en sus cinco últimos minutos con el Viveros Herol dos goles por delante cuando se produjo la acción más protestada por el Agustinos, tras un penalti cometido por Toma que señalaron los colegiados, parando el cronómetro. Cuando parecía que la pareja iba a señalar los dos minutos para el jugador serbio, éste fue atendido por un golpe, y lo que se señaló fueron los tres ataques sin poder participar en el juego, un hecho que desató las protestas del entrenador visitante, que sufrió la exclusión. Con el contrario defendiendo con uno menos, Isma siguió sin fallar desde los siete metros, y en la acción siguiente el Agustinos se quedó sin otro jugador, tras la exclusión de Víctor Recio, al que no se le había pasado el enfado por la decisión arbitral anterior.
El Viveros Herol tenía el partido en la mano, pero aún se le complicó, y se le complicaron. Con dos jugadores más, Agustín perdió la bola, y Bruno frenó la contra, por lo que fue excluido, dando la oportunidad a Agustinos de ponerse a dos goles, arriesgando al jugar sin portero. Otro fallo en la acción ofensiva segoviana puso al equipo alicantino con la opción de reducir las diferencias a un solo tanto, pero un oportuno robo vino a poner de nuevo los tres goles de renta, y aunque los árbitros pusieron más ‘picante’ a los últimos segundos perdonando una clara exclusión visitante por no dejar la distancia mínima para sacar de centro, al final no hubo tiempo para más, y la victoria fue para el Viveros Herol, que ganó en su destierro de lujo, pero destierro al fin y al cabo, y tuvo algo que celebrar en otra jornada triste para un club que no puede jugar en su casa. Y el invierno no ha hecho más que empezar.
